miércoles, 13 de noviembre de 2013

En tierras riojanas

Los viñedos se extienden en pequeñas parcelas siguiendo la orografía del terreno. Ahora las hojas viran de color antes de caer, verdes claros, amarillos, naranjas y rojos, según variedades y exposición. He aprendido que a la mayoritaria Tempranillo la verás roja, mientras que la minoritaria Graciano estará más bien amarillo-verdosa. No, ahora no, eso tiene otra fecha: la semana pasada.
Al Norte hay una cordillera que cierra el valle del Ebro y lo proteje de los vientos de allí. Si te mueves por las tierras de vino de la margen izquierda del río: Elciego, Villabuena, Samaniego, Ábalos, Labastida, Haro..., ¡huy!, para llegar a Haro hemos cruzado el puente sobre el río, aquí más cerca del golfo de Vizcaya que de su Mediterráneo al que busca, y ya lleva buen caudal de aguas de plata. Retomando el hilo: si te mueves por esas tierras verás las viñas, verás las montañas, verás algunas tierras llecas, vacías y sin roturar, aunque pocas, y no adivinarás de qué administración autonómica son tributarias, si de la Vasca o la Riojana, salvo porque de trecho en trecho te encontrarás el cartel correspondiente.
En los pueblos el mosto fermenta, el olor a vino nuevo, a bodega, es universal; por aquí y por allá podrás ver un resto de colores rojizos y morados. Los habitantes son bodegueros; los garajes son bodegas de vinos de expresión, de autor, que puede ser un señor de manos grandes y callosas que conduce los domingos un tractor. Todo el mundo sabe de vino, sin demasiados alardes, disfrutando el vino, los vinos, hay que decir, tan variados al menos como los campos y las personas que los cultivan: las edades, las variedades, las edades de las cepas, las crianzas, las maderas, sus clases, su tostado, si nuevas o viejas...
Y ya que se ponen a hacer vinos ricos y cuidadosos para los gustos más variados, se ponen también con la cocina, y entonces ya dan ganas de afincarse allí.
Decía el trasmontano Miguel Torga que en los cementerios de su tierra los hombres esperan convertirse en ciprés y en granito; aquí esperan ser cepa, envejecer de cepa, ser vino y revivir.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Arroz casisinsetas

Se juntan siete amigos para andar por esos campos de Valdelarco, y allá que van saludando atentamente por el camino del Talenque, holá, holá. El otoño incipiente (aquí este año) muestra su gama de color. La Admon pública muestra sus ganas de tirar dinerillos trincados al contribuyente en la fuente de las alberquillas, cada vez más boba y costeada.
Cosechón destriado
Las manzanas son rojas, los caquis naranja, los membrillos verdes, las granadas granadas, los chopos dorados; pero nogales y castaños y árboles del caqui están verdes como en verano.
Y qué es esa cosilla que vas a pisar y pisaste, caramba, un niscalillo. ¿Y esta moradita que parece Lepista y desnuda? Pues no lo es que es cortinarius con su cortina filosa, pero muchos se la comen igual.
Ah, y un par de minúsculas Cantharellus, que antes decíamos cibarius pero ahora pruiforme o algo así, porque alguien dijo que la pruína.
Ja, ja, y esa tan desmejorada, la reina, la Amanita cesárea, comida de babosas.
Hubo otro niscalillo, y dos superagusanados que dejamos para reproducción (de los gusanos).
Así que la cosecha es magra, y ya en la cocina el cocinero decide:
- Que la Amanita ya mohosa y exudando gotas melosas y  con visos transparentes de podredumbre se tira. - - También el cortinarius, que no tiene nada que decir.
- Que vamos a hacer una arrocito para dos con setas pero casi sin setas.

Tenemos la cosecha.
Media cebolla que se pica.
Y se sofríe con mantequilla y aceite de oliva, combinación que refuerza aromas. Sal.
También echamos una zanahoria picada, ¿por qué?, porque queda mona y parece que haya más setas.
Y unas habitas, pocas. No hay bacantes sin Baco ni habitantes sin habitas.

El arroz es bomba, chupón de aromas, dos puñados, para dos. Vengan las setas picadas pequeñas, que ya que son pocas estén en todas partes.
Y tiene añadido un poco de Rueda verdejo, y el agua necesaria.
Cuando hierva se rectificará de sal.
La cocción me gusta con el grano entero, aunque hay quien lo prefiere pachucho. Al gusto.
Casi está y añadimos un poco de queso de la chevre. Qué chévere.

Cuando ya está, se tapa y se deja reposar unos minutos.

Ahí está.

Crítica.
Por qué hay tan poco en el plato: tiene un punto de fuga: los granos huyen por él amigados con cebollas, zanahorias, habas y setas. Puede verse la traza.
Por qué esos trozos de cebolla, tan grandes, que se cogen a la lengua con entusiasmo y crujen muy levemente al masticar, cuando sería mejor que fueran más pequeños y babosos. En nuestra defensa sólo podemos decir que los cortamos así de grandes.
¿Y el sabor?, está bien, peeeeroooo: demasiado sabor a la chevre, caramba, ahí me pilló.
 Flavour chevruno.
Global: estupendo, si se miran cosas peores.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Perdimos, ¡qué injusticia!

En la Organización llevábamos mucho tiempo preparándolo todo; habíamos renunciado a nuestros anteriores trabajos para dedicarnos en cuerpo y alma a la preparación del evento. Nuestros sueldos no eran extraordinarios, y por añadidura teníamos que viajar continuamente por el mundo, contactando con otras organizaciones análogas, ¡cuántas veces recuerdo haber envidiado a un simple funcionario anónimo mientras regresaba al hotel con la incómoda sensación de haber comido y bebido más de la cuenta! Pero en este trabajo todo es abnegación y sacrificio: privados de una vida ordenada y sana, de familia, de una vivienda en la que vivir, de los más elementales derechos de los más humildes ciudadanos, a cambio de una vida de servicio.
Hicimos todo lo posible. Viajamos durante años por todo el mundo estudiando los distintos premios de loterías, qué números tocaban y cuáles no; en nuestras frecuentes reuniones y almuerzos de trabajo con colegas internacionales, hábilmente sondeábamos a éstos sobre sus conclusiones, observando con satisfacción y no cierta inquietud que muy frecuentemente se asemejaban a las nuestras. En nuestras comisiones de trabajo se fueron depurando las opciones, y así fuimos eliminando números que ya habían salido, números que ya habían salido en países próximos, capicúos, que no salen, números inverosímiles como 222222, que aunque uno del Consejo que es perito nosequé dice que puede salir igual que el 258013, todos los demás sabemos que eso no es más que una tontería teórica, porque quién ha visto salir un número así. El mismo listo dice que los que han salido están también en el bombo y pueden salir, pero a ver quién ha visto que salga siempre el mismo. Así que dejamos que el perito se explaye, especialmente mientras le tiramos al marisco, pero ni caso.
Así fuimos después de muchos estudios depurando las opciones hasta enfocarlas en una bolsa que se adquirió por fin, hay que decir que sin coste para nadie porque era del Presupuesto del Estado. Habíamos encargado a una empresa especializada que nos hiciera un estudio sobre las repercusiones del premio, que resultaban gigantescas. Eso por si alguien dudaba.

Y ayer fue el sorteo. No nos tocó. Fue un jarro de agua fría. Tanto esfuerzo para nada.  Qué injusticia, porque habría que ver por qué salió el que salió, tan anodino, un poco repipi.

Hay que seguir luchando, que no pare aquí este enorme esfuerzo.
A quienes digan que tanto para qué hay que decirles que tengan fe, que quien la sigue la consigue. Que tampoco es verdad que todo para nada. Los décimos de lotería son excelentes marcadores de lectura que nos recuerdan la página en la que cerramos el libro y a la vez aquel esfuerzo en el que acariciábamos el éxito. Sirven también para muchas actividades como la fabricación de papel maché de calidad o la papiroflexia. Vamos a proponer la creación de una Entidad Gestora de Utilidades y Revalorización de la Inversión Para Activar (EnGURIPA). Ha sido una injusticia y no debemos pararnos aquí.


Hay que aprovechar que ya tenemos una estructura y una experiencia, y gente dispuesta al sacrificio como un servidor de ustedes. No duden.


martes, 9 de julio de 2013

Maria João Pires e Carlos do Carmo


Un precioso disco de fados grabado en 2012. En el enlace a fnac se pueden oír las pistas. Carlos do Carmo es un recomendado del difunto José Cardoso Pires, un amigo, se puede decir, y el disco es altamente recomendable, potente, variado.

La letra del tema 5 la compuso José Saramago, casi amigo, y aquí la transcribo:

Se não tenho outra voz

Se não tenho outra voz que me desdobre
Em ecos doutros sons este siléncio,
É falar, ir falando, até que sobre
A palavra escondida do que penso.

É dizé-la, quebrado, entre desvios
De flecha que a si mesma se envenena,
Ou mar alto coalhado de navios
Onde o braço afogado nos acena.

É forçar para o fundo uma raiz
Quando a pedra cabal corta caminho,
É lançar para cima quanto diz
Que mais árvore é o tronco mais sozinho.

Ela dirá, palavra descoberta,
Os ditos do costume de viver:
Esta hora que aperta e desaperta,
O não ver, o não ter, o quase ser.

No sé, José, ¿cómo tú tan rojo te pones lírico? Y queda bien, bien, bien. Sólo, quizás, ese "não ter" del final, espero que no sea una incursión en el fado de la propiedad distributiva del tener. Pero fenómeno.

Nota.- El poema se incluye en "Os poemas possíveis", publicado en 1966. A eso se le podría llamar "lírica instrumental más o menos", reconociendo que en los últimos tiempos había abandonado la literatura instrumental. Enlace a Fundación José Saramago, na casa dos bicos.

jueves, 30 de mayo de 2013

Un poco de country y western

Minnie Pearl
Sigo en Coursera con  History of Rock, Part One. Recojo ahora algunos tubos sobre Country y Western y aliño unos comentarios: espero no decir demasiadas barbaridades. Parece ser que el Country vivía al Sureste, por los Montes Apalaches, mientras que el Western vivía al Suroeste, en la dorada California, y se conocieron a mitad de camino, en Nashville, Tenessee, y desde entonces se hicieron inseparables. Se conocieron gracias a la radio, que los transportaba hasta áreas de solapamiento. Y allí en Nashville la potente emisora WSM lanzaría el Country & Western espurreado por un amplio territorio, a través del show Grand Ole Opry. La radio, que convirtió el hundimiento del Titanic en una tragedia en directo, iba a ser ahora Celestina de estilos musicales, comadrona de nuevos mestizos, covers y crossovers. Algunos:



Country
The Carter family, Wildwood flowery una que todavía en los años 70 cantábamos chicos y chicas con mucho sentimiento Can the circle be unbroken
Western
Jimmie Rogers   Travelin’ blues


El show Grand Ole Opry extendió la música y la cultura Country & Western, y también una visión humorística e irónica de éstos. Por ejemplo, Minnie Pearl caricaturizaba el ambiente Country & Western; inventó, ¡antes que Homer Simpson!, el gorro puesto en la cabeza, su sitio, pero con la etiqueta del precio colgando de su guitita: que se sepa lo que he pagado por él, caramba, que no soy yo una cualquiera.

jueves, 23 de mayo de 2013

Before Rock and Roll


Cole Porter

Ya lo he dicho aunque de otro modo: soy un converso al  COURSERA. Un adepto sin paliativos.
Por puro entretenimiento y curiosidad me he apuntado a un curso llamado History of Rock, Part One, y de las primeras lecturas he seleccionado unas notas para buscar en el tubo. Eran tiempos en que la canción era más importante que el intérprete, tiempos en que la radio unía, por ejemplo por ejemplo, a un granjero de Oklahoma y a un obrero de Detroit, que escucharían a la vez la misma canción. Cole Porter escribió muchísimas canciones de éxito de estos tiempos, también Gershwin. Vamos a referirnos a lo que fue la corriente principal, mayoritaria, la llamada mainstream pop.
Vamos a ver:
Bing Crosby:  Only forever Swinging on a star
Paul Whiteman con la  Rhapsody in blue de G. Gershwin. (El Porgy and Bess de Gershwin merece capítulo aparte).
Benny Goodman en Sing, sing, sing Qué marcha.
Glenn Miller, In the MoodString of pearls
Duke Ellington, I don't mean a thing
Count Basie, Swingin' the blues
Andrew Sisters, Rum and Coca-Cola
Mills Brothers, Sister Swing it, sister. Waw!
Frank Sinatra, All of meNancy (with the laughing face) (dice la leyenda que Frank Sinatra adoptó esta canción desde que unos animadores la cantaron en el cumple de su hija, y que la canción en sí había servido para las Nancys y Elisas y Emmas y Emilys y todas las cumplidoras con sólo poner su nombre en el espacio en blanco)
Hace algunos meses hablábamos aquí de la canción Don't fence me in
Ay. Hay que nombrar al gran guitarrista, pionero experimentador de las grabaciones en pistas separadas que grababa sucesivamente, padre de la primera guitarra eléctrica sin caja: Les Paul
Conformémonos de momento con estos apuntes.

martes, 21 de mayo de 2013

José Cardoso Pires (y Lisboa)



Dicen que José Cardoso Pires nació en la villa de São João do Peso, municipio de Vila de Rei, en el distrito de Castelo Branco el 2 de octubre de 1925. Murió en Lisboa el 26 de octubre de 1998. Si le preguntamos a él dirá que “por acaso, até sou de Arroios. De Arroios, pois, de Arroios.” Y eso es Lisboa. Dice: Infância de janela e solidão. José Cardoso Pires fue un Lisboeta, un alfacinha lechuguino, un lísbio. He leído algunos libros suyos: O hóspede de Job 1963; Lavagante, encontro desabitado, póstumo sobre material de 1963 a 1968; O Delfim 1968 (se llevó al cine); Balada da Praia dos Cães 1982; Lisboa, livro de bordo 1997. Y creo que el maestro va ganando con el tiempo, desde un Hóspede lleno de tópicos a un Lisboa concentrado, cargado de la ironía fechada que canta del lisboeta, de una lírica que se orienta a objetos nada grandiosos, sino más bien de barrio y de taberna.
E acima de tudo há a voz e o humor, o tom e a sintaxe, aquilo que te está, cidade, mais no íntimo. Falo, é claro, do imaginario vocabular e da construção da frase que por si sós se fazem ironia. Ah, sim, uma ironia arguta e tão fechada que pode ir de elogiar em travessura à provocação de mau destino, tal qual como o calão em constante mutação de cada bairro.
Es sobre todo en Lisboa, livro da bordo donde se le ve a él mismo mientras habla de Lisboa, de corvos penteados aos pulinhos, como seguramente él era un homem penteado luzidio y perfumado de Varón Dandy o algo así: peinado con fijador, perfumado de penetrante olor, dandy en sus movimientos medidos pero también mecánicos. Lechuguino que admira o cuspir fininho lisboeta, tantas cosas que yo podría decir que detesto y sin embargo, acompañadas de su fina ironía, de su grandeza sólo arrabalera que podría ser modestia, ya no detesto. También es verdad que el olor a tabaco y a litro y medio de varón dandy (así en minúsculas genéricas) está tan lejos tan lejos que no me molesta.
El Cuervo de esta taberna le debe la vida, podríamos recordar.
Y de Carlos do Carmo dice que, después de Marceneiro y de Amália es quien mantiene la entonación singular de Lisboa en su fado nativo y de barrio.
Cógete el Lisboa, livro de bordo y acércate por Lisboa en cuanto puedas, antes de que se acabe el mundo.

sábado, 11 de mayo de 2013

Asoma el verano


¿Hay alguien por aquí? Cuánto tiempo, sí, es que me ha pillado el verano. Sí, podía haber hablado de Lisboa, que en abril después de las lluvias mil se puso guapa primaveral recostada entre sus colinas. Pero me pilló el anticipo del verano sureño este, que no me sienta. Luego alivió, ahora calienta de nuevo, la semana que viene aliviará desde el jueves si el pronóstico se cumple, pero en ese ir y venir de apretones y de alivios se va subiendo, subiendo, desde los inocentes 30º de abril a los 43 que están por ver pero se verán. Todo se irá recalentando, las casas, las calles, la masa de terreno hasta el infierno, y las noches no serán bastante largas para refrescar. Eso es lo que va viniendo. Habría que ser flaco, flaco, sin un milímetro de manto adiposo para poder evacuar el calor corporal y mantener el cerebro relativamente activo, pero no es mi caso. Otra posibilidad sería pegarse a la cabeza con pomada térmica un disipador de CPU: una idea que apunto para la industria.
Esta mañana temprano se oían junto a la Catedral cánticos amplificados de Ave María, se veía gentío de locales y guiris; también una procesión con sus insignias y guiones y pendones y banderas y estandartes o como se llamen. La Virgen de los Reyes vendría detrás.
A algunos les gusta el calor: las polillas proliferan y los gorriones las adoran: es corriente la imagen de una polilla revoloteando bajo, quizá ya herida por el pico ávido del gorrión, que la persigue a saltitos. También hay encuentros en el aire. Parece que a los gorriones les entusiasma el asunto y que a las polillas no; entrevistemos a este gorrión: señor gurriato, ¿qué opina de las polillas? Pues nada, pollo, ¿qué quiere que le diga? Que no me diga, que no me diga pollo. Pero usted me llamó gurriato, vamos, pollo. Ah, disculpe, ¿y las polillas? Pues son esquivas, un poco casquivanas si acaso, pero ricas, ricas, porque como están tan gorditas pues tienen mucho alimento y esas cosas tan nutritivas, que nosotros pasamos muchas privaciones y muchas carencias y el Ayuntamiento no nos pone comederos para que comamos y podamos criar y nuestros gurriatos también coman. Ah.

No tengo foto de gorrión, así que pongo ésta que tiene muy buen color.

domingo, 24 de marzo de 2013

No Furnas


(Uma estória verídica escrita em portuñol)

El Furnas estaba, en cierto modo aún está, donde las olas revientan contra las rocas, as veces com um trovão que retumba e conmueve los fundamentos del rochedo nel que se assenta. Quando a maré-cheia, la espuma salpica los cristales. O Furnas é um chiringuito, una barraquinha, pero de luxo; não é com certeza de luxo, pero sí de cierto lujo. O Furnas es como una urna de cristal abierta a los cuatro vientos, pero o seu nome não vem da sua forma, o seu nome vem do sitio onde ele está, As Furnas. Las Furnas son buracos en las rocas modificados por la mão del hombre: forman pequenas piscinas de aguas renovables por as ondas y la maré-cheia, con una tapa de viguetas en rejilla. Há quarenta anos e mais se usavam de viveiro de lagosta. Hoje a lagosta, muito mais cara, vive melhor em viveiros de calmas águas marinhas, sem estar exposta a tanto se-retorcer ao som das ondas do mar, en el baño de arena que las mata. También é verdade que a lagosta de agora corre mais em procura dos mercados onde seja devorada por gente que aprecie su verdadero valor y lo pague.
El día era gris y no se distinguían los colores del cielo de los del mar, grises, cremas. Llovía fuerte, las olas rompían sobre las rocas, as veces estouravam num trueno, já disse.
Eu estava encantado com tanto espetáculo, mientras tomaba um pouco de salada de polvo (com cebola em finas rodelas e coentro) e uma cerveja. Logo vinho um pratinho de perceves templados que exhibían esas algas de color verde manzana improbables de ver en percebes  que no sean muy frescos. Era de percever. E mais, uma garrafa de vinho branco da região, das castas Riesling, verdejo, albarinho.
Estava a percever a cor e movimento do céu, o som das águas, o sabor do mar e da terra, cuando se oyó; no era una bandada de gaviotas lo que se oía aunque ahí estaba, al otro lado del cristal. Lo que se oía era una pequeña bandada de mulheres, os seus risos. A mais nova estudava em Lisboa e falaba e falaba num som cantarín, as mais velhas faciam risos, encantadas con la suerte de la parienta, que ellas no tuvieron.
En algún momento había venido a mi mesa un camarão tigre. Como se chama, perguntei ao empregado da mesa, camarão tigre, disse ele. Mas o nome próprio, acrescentei. Camarão tigre. Por vezes temos o disco rayado. O seu nome foi Zé.  Al menos para mí, su último amigo.
Habían dejado de reventar las olas contra las rocas. No sé cuándo sucedió, pero de pronto fui consciente de ese momento mágico de calma. Y no fui el único, porque las conversaciones habían amainado hasta casi el silencio, pero sin perder el tono animado, las risas. El mar se arrastava hacia dentro mostrando rochas y restos que nadie había visto.
Não se via nada, o céu estava gris, casi negro, tambem o mar. Alguem gritó: uma montanha de água! E era. Una ola gigantesca, inabarcable, venía sobre nosotros. Hubo gritos, deus!, choros, muchos corrieron hacia fuera. A mí me paralizó el miedo; hice algunas fotos, pero en la cámara mojada no se conservaron. No sé qué me dio primero, si las cristaleras como superficie sólida do mar; superficie sólida sob a que arremetiam centos e miles de toneladas de água, ou foram as mesas, os móveis, as pessoas a bater. Num instante estávamos tudos, homes, mulheres, não havia crianças, tudos inseridos numa trituradora de milhões de toneladas de força imparável. Não sei, no sé cuándo dejé de estar vivo para estar morto.

É possível que agora um listo diga, o piense, que esta estória é inverossímil. Um tsunami sem terramoto, hem? (pergunta o listo). Y qué pasa con la ciencia, con el Estado previsor y sus sistemas de alerta extratemprana, qué pasa con la autoridad vejada por la imprevisión. Porque además, O Furnas está ali, como é que o tsunami o reventou. E como é que tu contas esta estória tão incrível se estás morto e triturado.
Pois sim. E em certo modo é. Pero assim foi. Lo que hay que buscar entonces es la explicación de cómo fue posible que sucediera o que contei. Eu posso dar uma ideia, só uma ideia.  Y es que el Furnas que existe agora não é realmente o mesmo Furnas que alí havía. Ou sim, é el mismo que había pero no el mismo que estourou. Isso mesmo passa comigo y con las otras personas que estábamos allí cuando el tsunami: no somos realmente las trituradas, aunque seamos las mismas personas.
Creio que dois universos paralelos se chocaron en un agujero, en un buraco, é possivel que numa furna. As coisas dos dois universos se reliaram, de modo que el universo en el que no hubo tsunami conserva  el Furnas, al menda y as outras pessoas que ali estiveram, mais um pouco irreais, fantasmais, del mismo modo que el universo en el que sí hubo tsunami y perdió ao Furnas e ao seu conteúdo los ha recuperado, pero del mismo modo irreales. Não há mais que olhar o Furnas em certas noites sem lua, quando sob os cristáis se ven figuras espectrales que se levantam, que derrubam facas e garfos, taças e copos, que gritan en ominoso silencio. Allí podéis verme también, si no estoy en otro lado.
Los dos universos eran idénticos, o casi, hasta ese momento del tsunami, logo se abriram em dois universos incompatíveis, depois foram a reunirse de novo em um único universo. Mas qué sabemos del futuro, origem de todo valor.


Ericeira y Sevilla, marzo de 2013



jueves, 21 de marzo de 2013

La niña del muerto

Estaba la mar en calma entre los esteros y la marisma. La marea baja dejaba al descubierto playas fangosas que relucían al sol dorado de la tarde tarde. Si hubiésemos podido volar, como las aves que vuelan, habríamos visto una ría lodosa entre tierras cubiertas de juncos. Al subir un poco más veríamos que esa pequeña ría, con los garabatos de los meandros que se crían en las aguas planas, forma parte de otra ría de la misma forma a mayor escala; así sucesivamente, veríamos un paisaje de arabescos barrocos poseídos de horror al vacío. Y pese a ser iguales, cada uno es único, no una copia; porque no hay un modelo, ni tampoco un autor: solo situaciones parecidas tallaron arabescos parecidos. El terreno estaba poblado de cangrejos violinistas que interpretaban una melodía asustadiza con la brisa y las olas al romper allá lejos. Bastaba el grito de un niño para dejar la playa despoblada en un segundo: todos los violinistas desaparecerían, cada cangrejo en su agujero. Todos esos chicos listos que levantaban la mano y el violín como para que el profe les preguntara, todos desaparecidos.

Un viejo requemado está sentado en un bote y tira un sedal hacia las aguas más profundas.
 - Niña, ten cuidado al andar por esas aguas, te tropieces con un muerto, que hay muchos.
 - ¡Na!, ¿pican?
- ¡Na!
El muerto es una piedra grande con un agujero para pasar una cuerda, y sirve de ancla para los botes. Vuelve la niña cargada con una de esas piedras.
 - Niña, qué haces, dónde vas con ese muerto atado al cuello, te tropieces y te ahogues.
 - No, voy ahí mar adentro hasta donde cubra y ya no pueda más y me ahogue.
 - Chiquilla --dice rijoso el viejo--, tan morena y tan guapa y vas a perderle el muerto a Jacinto.
 - Yo, cuando termine, se lo puede llevar.
 - Pero en lo hondo, y luego el juez y todo el lío.
 - Ay, bueno. No se puede hacer nada.

jueves, 14 de marzo de 2013

UNA HISTORIA ROMÁNICA


Aunque la muchacha iba vestida con todo recato, y al entrar en la iglesia llevaba el velo de rigor, de su figura y movimientos se desprendía un aire de juventud y sensualidad. Busca enseguida su sitio y se arrodilla y mantiene la frente reverencialmente baja, pero los rizos rojos que escapan de su velo están declarando su insumisión. La he visto cuando va a lavar al arroyo, cuando se arrodilla sobre las piedras para refregar la ropa y brillan al sol los dorados pelillos de sus piernas mientras sus nalgas y su espalda siguen el vaivén de sus brazos sobre la colada. Los brazos arremangados están rojos de esfuerzos y de aguas frías y de sol e intemperie, la piel de las manos y las uñas están estragados, pero a veces asoma una porción de brazo aún virgen que permite ensoñar. No me mires así, Magdalena, soy un hombre.

Ya sabes que al monasterio entran muchachos muy jóvenes, niños, que en su juventud no conocerán otra vida que la monacal. Ese día que decía antes estaba en el coro Esteban, un joven inquieto que entró así, de niño. Cantaban con dulzura esas canciones en las que trituran infieles y patean sus despojos contra el polvo mirando al cielo amorosamente. Pero son en latín y los fieles no saben realmente de qué se habla, sólo cosas sueltas. Este Esteban seguro que te parecería un buen mozo. Un día de calor que trabajara en el huerto podrías haberlo visto a la hora de rellenar el cántaro, cómo se refresca en la fuente la cara y el cuello, rojos y sofocados, el pelo castaño sudado, cómo se descalza de las toscas sandalias y mete los pies cuadriculados por el sol y ennegrecidos por la tierra y el sudor en el pilón; podrías haber visto sus formas finas, de un muchacho dedicado a la oración y sólo en parte al rudo trabajo del huerto. Te gustaría, me parece.

No sé cómo puede ser que en la penumbra de la iglesia se vean como seres distintos, y más aún cómo pudieron ir estableciendo un lenguaje mudo que les sirviera para apasionarse uno de otro y transmitirse su pasión. Incluso creo que no hay tal lenguaje ni intercambio alguno de información, sino sólo dos pasiones solitarias que por azar tienen objetos recíprocos. Bueno, sí, eran jóvenes, y bellos.
Piensa que Esteban, sujeto a las reglas de la Orden, tiene un padre tutor que le interroga cada día, que para ocultarle durante días y semanas su estado de ánimo el joven ha tenido que intuir la necesidad de esta doblez. Culpa, pues, y por tanto remordimientos, sufrimiento del alma. Ella también sabe que es ilícito el objeto de su amor, y también sufre por eso. Así que además de las naturales dudas de los enamorados, de su miedo a que el amor del otro cese en cuanto dejen de verse, estos enamorados sufren por la culpa y los remordimientos.

A Esteban lo enviaban los viernes al pueblo a llevar a un anciano feligrés benefactor su dosis semanal de medicinas y de licor monacal. Últimamente el instinto del joven lo acercaba por el arroyo, por la zona en donde solían hacer las mujeres su colada. Y aunque, como sucede con algunos animales, las mujeres se agrupaban para defenderse de posibles depredadores, Elena buscaba la soledad de los recodos del arroyo para mejor reconcentrarse en sus amores. Un día tenían que encontrarse, y sucedió después de varios desencuentros de fugaces visiones huidizas. Él la vio de lejos y se paró y procuró hacer ruido para no irrumpir furtivo; ella se sobresaltó pero quedó quieta a la espera. Se miraron largamente; luego él se fue acercando, a intervalos, parando, ambos sin dejar de mirarse. Cuando Esteban se sentó junto a Elena ambos estaban sufriendo un incendio. Se tocaron las manos, la cara. No sigo, no sé cómo sigue, es que ya miré para otro lado; Magdalena, suéltame la pierna.

No sé hasta dónde llegaron aquel día, ni si el encuentro del siguiente viernes fue ya planeado, pero cuando a principios de otoño Elena murió de unas fiebres, su cuerpo ya contenía el germen de una nueva vida que se perdió con la suya. Esteban quedaría consumido por la culpa; y aunque confesó y vive como un penitente no puede evitar pensar que el destino de Elena había sido un castigo a sus pecados, los de él, sigue pensando aún en su vanidad.

 - ¿Y fue un castigo?, pregunta Magdalena.
 - Tanto pecado no podía quedar impune, mujer.
 - Pero, ¿no me ibas a contar una historia romántica?
 - ¿Romántica?, ¿no era románica?

P.S. 21/03/13. No sé, no sé. ¿Convendrá añadir una última línea? Por la conveniente redundancia. Ahí queda para quien la quiera:

 - Ay, Señor.

sábado, 9 de marzo de 2013

Ingenio en la praia da Baleia


En la praia da Baleia hay instalado un gran ingenio. Una red formada a su vez por paños de red unidos por mosquetones, o perrillos, a su vez sujeta por un sistema de postes. Me dice un viejo pescador, sin parar de piscar o olho esquerdo, que la instalación fue colocada ahí por los antiguos habitantes del sitio para practicar su deporte favorito; aquellos habitantes se fueron ya todos hace muchos años en sus naves espaciales. En grandes líneas el deporte consistía en ponerse en un punto señalado frente a la red, que está situada en la base de un talud de gran ángulo de elevación y una altura sobre la base de la red de unos 20 metros. Mientras el jugador está situado en su base, de cara a la red, un grupo de asistentes empuja una gran piedra en lo alto del talud, que cae dando tumbos pavorosos ladera abajo.

Si la red estuviera rígidamente sujeta probablemente sería atravesada por la mayoría de esas grandes piedras, que pueden fácilmente pesar unos buenos cientos de kilos. En tal caso el jugador raramente acabaría victorioso. Sin embargo el sistema emplea el ingenio humano (o extraterrestre en este caso) para repartir al máximo los esfuerzos entre todos los elementos. Para empezar, un paño de red no está rígidamente sujeto a la estructura; está unido a los adyacentes por los mosquetones o perrillos, y terminado en sus bordes superior e inferior por sendos cables de acero de, digamos, 10 mm de sección, capaces de resistir a tensión una montaña. A su vez los cables de acero se sujetan a cada poste a través de poleas, por lo que al tensarse la red al recibir el peñascazo tira de los cables que a su vez transmiten los esfuerzos a todos los postes. Porque si la red estuviera rígidamente sujeta a un par de postes probablemente sería atravesada por el peñasco, salvo que el peñasco tumbase a la red con los dos postes. Pero ya hemos visto que los dos postes inmediatos al impacto serán socorridos solidariamente por todos los demás, sin regatear esfuerzos, nada de eso de que cada pavo aguante su vela.

Cada poste, una viga de perfil doble T, está sujeto por arriba y por abajo. Por arriba está sujeto por vientos; por abajo la sujeción al anclaje del terreno es pivotante: le permite al poste cabecear hacia afuera, como la caña del cuento, que se doblaba cuando soplaba el viento, mientras el orgulloso roble de recia madera era quebrado por el huracán. El pivote no da libertad sin embargo para tumbarse de lado y verlas pasar, no, no es posible. En cuanto al sistema de vientos que afianza la parte superior del poste, está formado por dos vientos, anclados a derecha e izquierda y muy por arriba en el talud, bueno, a una altura intermedia entre la base del poste y su coronación. ¿Y las distancias a izquierda y derecha?, te preguntarás ansioso. Justo a medio camino entre poste y poste. Como se ve, se ha tomado el criterio ingenieril (había otros posibles criterios ingenieriles, pero este es bonito) de que en el punto medio está la virtud: punto medio entre arriba y abajo, punto medio entre poste y poste tanto a derecha como a izquierda. Los vientos quedan sujetos al anclaje con un exceso de cable recogido en varias vueltas y un sistema de perrillos, ahora sí son perrillos, que afianzan la ojiva del cable sobre sí mismo. ¿Estará previsto que en caso de necesidad los perrillos dejen resbalar al cable sobre sí mismo rechinando los dientes? No diría yo que no.

Ah, pero los postes extremos resultarán arrancados por el esfuerzo, pensarás no sin razón, pero también así lo pensó el marciano que concibió el ingenio, que dispuso otra cosa. Los postes extremos no pivotan en el sentido de cabeceo hacia delante-detrás, sino en el mismo plano derecha-izquierda. O sea, no cabecean sí- sí sino no-no, aunque un no-no con tortícolis. Y su sistema de vientos, el sistema de vientos de los postes extremos, cuenta con un viento extra de apoyo lateral.

Vemos ahora que han llegado hasta los postes extremos los cables de sujeción de la malla, recordemos, cable superior, cable inferior, corriendo por poleas sujetas a cada poste. También en los postes extremos los cables pasan por sendas poleas, ¿qué pasa entonces con el extremo de los cables? Ah, esos extremos van a sus respectivos anclajes, pero ahora no se conforman con las vueltas y los perrillos como los vientos, ahora van a anclarse al extremo de una pletina de acero doblada sobre un bulón; el otro extremo de la pletina se aleja un buen tramo, muy tieso, del bulón de anclaje, de modo que parece que, si fuera necesario, al tirar el cable con suficiente fuerza del extremo de la pletina la forzaría a flexarse y estirarse alrededor del bulón permitiendo al cable perder tensión. Monstruoso.

Mientras el peñasco chocaba con la red y ésta se tensaba y los postes batían sí-sí tensando sus vientos y los cables se tensaban sobre las poleas y los postes extremos batían no-no y los cables tiraban de las pletinas que chirriaban, ay, el jugador podía apartarse de ese horror o quedarse en el sitio. Si se apartaba perdía el juego. Tanto si la piedra quedaba finalmente sujeta por el ingenio, que era lo habitual, como si el ingenio cedía, el jugador perdía el juego. Pero en el caso de que el ingenio cediera, la retirada del jugador solía ser ovacionada: perdía, sí, pero con gloria. Si el jugador no se apartaba y, como era más normal, la piedra quedaba neutralizada por el ingenio, el jugador ganaba y era el nuevo héroe de las fiestas. Pero si el jugador no se apartaba y el sistema cedía y se abatía sobre él con inmensas fuerzas no doblegadas, entonces el jugador no ganaba, y perdía la vida sin gloria. Se debió apartar, pensaban los severos espectadores.

Perrillos en día libre








domingo, 24 de febrero de 2013

Maratón

Sísifo en el Averno



No voy a hablar de la famosa batalla, ni del héroe Fidípides el de los pies fríos, sino de la maratón convocada hoy en la ciudad en la que vivo, llamémosla Spain.

Fui de Padre Buen Rollito al otro extremo de la ciudad a acercar con el coche a mis hijas a una reunión en el Parque. Por el camino ya vimos señales admonitorias: grupos de policías municipales por éste y por aquél cruce. La vuelta ciclista, dije; no, la maratón, dijeron mis niñas a coro; y en seguida nos cruzamos con dos paralímpicos, corriendo como dos galgos, en sus carritos. Así que cuando las dejé en el parque volví por otro camino, dando un rodeo.

Pronto me encontré con que un grupo de municipales me desviaba de mi ruta, y que al tratar de recomponerla, me encontraba con otro grupo de agentes que me desviaba de nuevo. Así me vi, a la búsqueda de la salida, como otros cientos, o miles de automovilistas. Cada uno con la esperanza de encontrar la salida por una calle poco transitada, o por la más transitada, era igual, siempre se acababa frente a alguna avenida cortada. Afanoso tomé alternativas para alejarme lo más posible y rodear, pero lo mismo, una y otra vez me encontraba con alguno de los límites prohibidos. Los automovilistas preguntaban a los agentes, y ya desanimado le pregunté a uno: le voy a preguntar lo que todos, cómo se sale. Me dijo que todo recto hacia el río, y luego a la derecha, y eso hice, y vi que la única opción era abandonar la ciudad, si descartaba volver al laberinto. Vale, tomaré la circunvalación y entraré por el otro extremo.

Qué cuco, todo fue de perlas y sin tráfico hasta llegar a 300 m de mi casa, bloqueda por la línea prohibida. Cómo puedo llegar ahí enfrente, a mi casa, en la calle Libertad, le pregunté al agente; no, el paso está cortado, no se puede. ¿Y si me paro y me espero, tardará mucho? Mucho ¿Mucho? Mucho ¿Y no podría llegar por algún sitio a la circunvalación SP 30 y luego entrar por la Avenida de las Mananas? No, porque la carrera viene por la Avenida de Sísifo. ¿Y si voy para atrás hacia la Avenida del Deporte Obligatorio? Ah, sí, esa está libre, y luego ya puede llegar a la SP 30 y a la Avenida de las Mananas. Y hacia allí fui, como explorador de éxito, sin problemas. Sin problemas hasta que llegué al punto en que la Avenida de las Mananas se prolonga en la calle Libertad, mi calle. Allí estaba de nuevo cortada la línea de la carrera. Cómo podía estar todo cortado en un frente laberíntico de decenas de kilómetros es un misterio.

Ya desanimado me uní a otros automovilistas desanimados que habían parado motores a la espera de que alguna vez terminara la batalla. Otros sin embargo se mantenían activos en su afán exploratorio, y daban la vuelta en airosas piruetas. Estaba oyendo la canción de la Flaca, no me claves tus puñales tan profundo, no me duelen, no me hacen mal. Pero un agente de la autoridad interpretó seguramente la actitud pasiva de los desanimados como una rebeldía contra los principios circulatorios, así que nos conminó a encender motores y circular al buen tuntún, supuse que so pena de calabozo. Así que rezongando fui a buscar otro lugar en el que detenerme, y allí estaba a otros laberínticos 200 m. Seguían las piruetas de los exploradores esperanzados, pero ya una gran masa se mantenía a la espera, con motores parados, como ovejas resignadas, con caras retorcidas de insana resignación. Varios agentes se sintieron seguramente intimidados por la masa de pasivos desanimados, o estaban aburridos ya del espectáculo tan monótono, de modo que fueron espiando huecos entre los guerreros de Maratón; cuando veían uno avisaban al auriga de cabeza, detrás del azul, y por entre los maratonistas atravesaban los raudos carros, ávidos de movimiento, sin estorbar a los belicosos corredores. Así por fin llegué a casa.

Lectura recomendada: En el cilindro. Samuel Beckett 
PS.- 27/02/13.  No, la lectura recomendada es El Despoblador. Un cilindro hueco en el que los pobladores buscan una salida, sin éxito. Supongo que la salida sería la vía de despoblación. Copio un fragmento:

Vistos desde un cierto ángulo estos cuerpos son de cuatro tipos. Primero los que circulan sin parar. Segundo los que se paran alguna vez. Tercero aquellos que a menos de ser expulsados jamás abandonan el lugar que conquistaron y expulsados se arrojan sobre el primer lugar libre para inmovilizarse de nuevo. Esto no es del todo exacto. Ya que si en estos últimos o sedentarios el deseo de trepar ha muerto no por eso deja de estar sujeto a extrañas resurrecciones.
    

martes, 19 de febrero de 2013

Após bebedeira

Ai, a risada fácil, desinibição, idas seguidas no banheiro... Isso são sinais de embriaguez.
Após bebedeira, os sujeitos do estudo descansaríam por sete horas antes de testar os remedios.
Veja:
Jornalistas da folha testam metodos antirressaca

Por cierto, el experimento se titula "missão manguaça". La manguaça se toma también en Huelva, aunque allí se llama manguaza, o algo así. Su nombre procede del inglés "man water", agua de hombre, y en Huelva se conserva de cuando estuvieron por allí los ingleses explotando minas, por Rio Tinto, y veraneando, por Punta Umbría. Realmente es aguardiente. Si en Portugal se conservara la expresión "manguaça" tendríamos una manguaza de orujo al Oeste, otra anisada al Este.

El experimento me recuerda la celebración el viernes en el Adolfo XII, con tantos cánticos, y risas, y exaltación de la amistad, etc.

Tomemos nota del tratamiento mejor puntuado, el agua de coco. Vaya, aquí no lo tenemos. El benadón es un tratamiento controvertido, ¿eh?

jueves, 31 de enero de 2013

Gatipedro

Fuente do Gatipedro, Praça do Humor, A Coruña
Cómo que no he escrito sobre Álvaro Cunqueiro, con quien simpatizo. También, hombre, me decepciona un poco, en particular al ir avanzando, cuando lo hice, en El hombre que se parecía a Orestes: me pareció que acababa ya sin ganas.
En A Coruña hay una plaza que se llama Praça del Humor; en un banco de piedra está sentado Álvaro Cunqueiro, también de piedra; la fuente de la plaza representa al Gatipedro, con su corniño mouro na cachola, y alrededor de la fuente está explicado quién es Gatipedro. Ahora os lo cuento, no de memoria, menos mal, sino literal de Escola de menciñeiros.

Pero antes de entrar en materia, qué es el corniño mouro, qué cualidad es esa de la moururez de la que tanto tira don Álvaro Cunqueiro. Pues fíjate que te coges la wikipedia y te aclaran que no hablan de los moros originarios de la mauritania, sino de otros seres míticos que viven por Galicia en un submundo próximo al de los sueños, aunque a veces aflorarían a la superficie de nuestra realidad. La entrada: http://es.wikipedia.org/wiki/Mouro. El corniño mouro de nuestro Gatipedro es mágico, como corresponde a este ser mágico. Su corniño verque auga, vedlo en la fuente. Va:

O gatipedro é un gato branco que ten na cachola un corno mouro; o gatipedro vén polas noites ás casas, e párase nas habitacións nas que hai nenos durmindo. Entón o gatipedro ponse a verquer auga  polo seu corniño, e o neno, en soños, escoitando o pingar da fointiña aquela, soña que mexa, e de verdade mexa na cama.



  

miércoles, 30 de enero de 2013

O corvo Estanislao

Recuento hoy la historia que cuenta mi tocayo Álvaro Cunqueiro sobre O corvo Estanislao. Está en Os outros feirantes, en su gallego original.

A Pepe de Vence, el labriego más rico del valle, se le presentó un día un cuervo mientras echaba una siesta. Estanislao era un cuervo nacido y criado en esos campos, y ya que Pepe era el labriego más rico del contorno, era el único que le podía ayudar a mantener durante un año el régimen para estómagos desgastados que, lo había oído todo, recetó el médico de Silva a Xusto Cabaleiro: leite, carne da obriga cocida ou bistés á plancha, e se viñan pescantinas á feira de Cadavedo, algo de pescado cocido. (La  obriga es la carnicería).
- ¡Nin que foras meu pai! - díxolle Pepe de Vence ao corvo.
Estanislao viene de buenas; sabe dónde se ve Pepe con la Petra, qué trampas hace a los naipes, a qué juicio fue de testigo falso por unos dineriños y mesa puesta, pro son um corvo pacífico que quero sanar o meu estómago.
¿E non queres nengún xarabe, nin bicarbonato...?
Así que cada día le llevaba Pepe un cuenco de leche y algo de carne o pescado al cuervo. Pero el cuervo iba a peor. ¡Esto vaise, Pepiño! ¿Por que non me trás mañán unhas papas de arroz? 
Pero al día siguiente apareció el cuervo muerto caído de bruces sobre el cuenco de leche. Termina Cunqueiro la historia:

Pasaban os días, e Pepe de Vence botaba muito de menos ao corvo Estanislao. Procuraba achegarse a outros corvos que andaban picando nos sucos da sementeira, pro nono agardaban. Sentía non ter falado con Estanislao da familia. Ao millor quedáralle algún fillo a quen darle o pésame, ou unha viúda. Tamén lle pesaba non terlle preguntado por que se chamaba Estanislao.

No sé si pudo ser pariente de nuestro Cuervo Parlanchín, pero igual que los humanos se dice que venimos todos de aquella Eva negra que no conoció manzana, lo mismo los cuervos tienen su madre cuerva-dinosauria. Quedan preguntas.




miércoles, 23 de enero de 2013

¿Son los cerdos racionales?


Un interesante portal de estudios gratis en el que participan distintas Universidades americanas, actualmente 214 cursos: www.coursera.org.
En el curso Game Theory [1] se cita un experimento del que vamos a hablar aquí, Social Behavior in Pigs Studied by Means of Operant Conditions. Fue realizado por B.A. Baldwin y G.B. Meese en 1979. Comportamiento social de cerdos.
Se mete un par de cerdos en una gran caja. El par de cerdos es tal que uno es grandote, el otro pequeño. La caja tiene un sistema que libera pelets de apetitosa comida a través de un dispositivo situado en un extremo de la caja, mientras que al otro extremo hay una palanca que hay que  accionar para liberar comida, en dosis de 10 pelets.
De este modo, si un cerdo acciona  la palanca para liberar comida, el otro cerdo llegará antes  a la comida.
Se encuentran las siguientes pautas:
-          Si el grande (G) llega a la comida antes que el pequeño (P),  se come 9 de los 10 pelets, y el pequeño sólo se come uno. Eso lo expresamos como un par (P,G) como 1,9.
-          Si el pequeño llega primero quedan 4,6.
-          Si llegan a la vez quedan 3,7.
-          Accionar la palanca y correr al comedero equivalen a un consumo de 2 pelets .
Descontando los dos pelets consumidos por el accionador de su recompensa, queda la siguiente matriz de pagos:

P/G
Accionar
Esperar
Accionar
1,5
-1,9
Esperar
4,4
0,0

En teoría de juegos se dice que un agente tiene una estrategia estrictamente dominante sobre otra posible cuando, haga lo que haga el otro agente, la utilidad que le reporta la primera estrategia es mayor que la de la segunda. No le importa qué saca el otro agente, en este caso.
Uno de nuestros cerdos tiene una estrategia dominante sobre la otra posible: el cerdo pequeño, cuando toma la estrategia “esperar” en vez de “accionar”, gana en un caso 4 pelets frente a uno, mientras que en el otro evita perder 1. Siempre gana. Si elige “accionar”, inversamente, siempre pierde.
La teoría de juegos predice que ningún agente tomará una estrategia contraria a su interés, que sería una estrategia dominada, así que el cerdito se quedaría a la espera. Pero el cerdo grande, una vez que el pequeño espere, se dará cuenta de que a él le trae más cuenta accionar la palanca que esperar y pasar hambre. Así que se predice un equilibrio en el que el cerdo pequeño espera y el grande acciona la palanca, con pago 4,4. ¿Hay algún despistado por aquí? Es indiferente que ambos cerdos tengan el mismo pago.
Los experimentadores dan un tiempo de aprendizaje de 15 minutos a cada pareja, luego hacen 10 tests. Como referencia, se han tenido cerdos solos en las cajas. Veamos lo que observan en cuanto a los números de veces que accionan la palanca:

Solos
Juntos
G
75
105
P
70
5

Vaya, cuando están solos, los cerdos pequeños  accionan la palanca casi tanto como los grandes, pero cuando están juntos el pequeño casi siempre espera.
Me gustan las notas que saca el profesor Jackson:
-          ¿Son los cerdos racionales?, ¿conocen la teoría de juegos?
-          Aprenden y responden a incentivos.
-          Aprenden a utilizar una estrategia no estrictamente dominada.




[1] Game Theory Course, Stanford University, Jackson, Leyton-Brown &Shoam