viernes, 28 de septiembre de 2012

Aquí Karl Popper, un amigo


Karl Popper nació en Viena el 28 de julio de 1902. Aquélla era la Viena del Imperio Austro-Húngaro, una de las grandes capitales de Europa, boyante en aspectos demográfico (más de 2 millones de habitantes) y cultural. Coincidiendo con su 12º cumpleaños, el 28 de julio de 1914, Austria-Hungría declara la guerra a Serbia, es la Primera Guerra Mundial. A la derrota del Imperio seguirá su desmembramiento. Viena seguirá siendo una capital de gran actividad cultural; son tiempos del Círculo de Viena, al que perteneció L. Wittgenstein, y del que Popper estaría próximo. En 1937, antes de que el país fuera invadido por la Alemania nazi (1938), Popper se exilia en Nueva Zelanda, donde pudo. Allí escribió La sociedad abierta y sus enemigos. En 1946 fue contratado en la London School of Economics and Political Science gracias a los oficios de F. A. Hayek; Popper diría que no fue esa la primera vez que le salvó la vida. En 1969 se retiró de la vida académica activa. Murió en Londres el 17 de septiembre de 1994.

Entre sus principales aportaciones filosóficas está su contribución al problema de la demarcación de la ciencia, con la doctrina de la falsabilidad (o contrastabilidad o refutabilidad); idea quizás surgida tras la fuerte impresión que le dejó la afirmación de Einstein de que consideraría insostenible su teoría si no resistía ciertos tests. En este núcleo de problemas se puede incluir el avance del conocimiento a través de conjeturas y refutaciones, pasando de fases dogmáticas a críticas. Sin embargo, nos dice, observé que a veces estaba el dogma tan fuertemente atrincherado que ninguna decepción podría conmoverlo. Otra de sus aportaciones es el estudio de la sociedad abierta, frente a los totalitarismos de reminiscencias tribales, que defiende en La sociedad abierta y sus enemigos.

Próximo en muchos aspectos al pensamiento liberal, aunque Popper defendió, frente al laissez faire liberal, la actuación a favor de la justicia social mediante lo que llamó ingeniería social gradual, cuidando minimizar sus repercusiones sobre la libertad.

...si pudiera haber una cosa tal como el socialismo combinado con la libertad individual, seguiría aún siendo socialista. Porque no puede haber nada mejor que vivir una vida modesta y simple en una sociedad igualitaria. Me costó cierto tiempo reconocer que esto no es más que un bello sueño; que la libertad es más importante que la igualdad; que el intento de realizar la igualdad pone en peligro la libertad, y que, si se pierde la libertad, ni siquiera habrá igualdad entre los no libres.

No conoció esta Tasca, y sin embargo fue un hombre feliz, en mi opinión su filosofía emana un humanismo feliz:
Aunque he experimentado dolor y gran tristeza, como a todo el mundo le toca en suerte, (...) sospecho que he sido el filósofo más feliz que jamás haya encontrado.

Queda presentado. Otro día más. Un buen libro de inicio es Búsqueda sin término, su autobiografía intelectual. Buena lectura para estos tiempos de agitación.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Sobre Yo serví al rey de Inglaterra

El 21/09/12 nos reunimos los amigos tertulianos para comentarnos el libro acordado, Yo serví al rey de Inglaterra, de Bohumil Hrabal.


Fijaos, qué me llama la atención: cuando queremos encajar una historia en un esquema, en algún esquema que nos satisfaga, si la historia es suficientemente rica, se nos sale, no acaba de encajar. Y eso pasa ahora. Yo me limito a recordar situaciones, momentos de esta historia tan plástica, tan humana, que tanto resuena con nuestras emociones.
Habrá quien encuentre que, al menos en una primera parte, la historia se apoya en valores mundanos, dinero, comida, sexo, imagen a través de la ropa; habrá quien encuentre mezquindad en eso, habrá quien busque y sospeche algo oculto detrás, ¿un complot para dominar el mundo? Pero, al ponerle encima la regla, la historia se escapa y busca la excepción, a mi juicio casi permanente: se compra el amor de unas chicas, pero el amor está ahí, junto con el dinero; la mezquindad, la sordidez de unas relaciones comerciales, se disipan cuando los participantes cultivan la poesía sirviéndose del dinero para regalarse mutuamente.
El protagonista, estamos en la invasión de Checoslovaquia por Alemania en la Segunda Guerra Mundial, repudiará a sus compatriotas que ejercen una violencia gamberra sobre los indefensos alemanes, antes por supuesto de la invasión. A su amada alemana le quitan las medias blancas unos gamberros checos, en su restaurante los compañeros le hacen perrerías; los grandes acontecimientos están lejos de nuestro protagonista, que a su nivel se decanta por los débiles, por su débil amada alemana. Que en su vida pública es nazi, un personaje local.
En esta historia los millonarios van a parar a una cárcel que se convierte en una fiesta: puede parecer que los encarcelados son los de fuera. Los millonarios compiten en regalarse, entre sí y a los guardias, con los que intercambian roles.
Después de la guerra nuestro hombre irá a un lejano bosque ahora desierto de Los Sudetes a cumplir una condena de trabajos forzados; la condena que era de un año, cuando lo piensa, está excedida en medio; entonces se irá sin verse con ningún vigilante. Mientras, ha convivido con Marcela, una chica alegre, y con un profesor de francés y literatura, que les enseñará cosas de la vida interior. Marcela pasará de la preponderancia de su hemisferio inferior a la preponderancia del superior, siendo la línea ecuatorial la delgada gomilla de sus bragas.
Un nuevo destino como peón caminero en la soledad de la montaña, aunque acompañado por un perro lobo, un burro, una cabra y una gata nos hace pensar en la aceptación de la vida en soledad, quizás de la decrepitud. Hablando solo.

Sí, se podrá poner una regla y trazar una recta entre dos puntos, ya sabéis: toda recta suficientemente astuta pasará por dos puntos suficientemente gordos.

(Pego una  reseña de Sara Mesa)


domingo, 23 de septiembre de 2012

Del hombre que se sentía rombo

Ya termino con el Quarto livro de crónicas; hoy sólo un pequeño diálogo de O homen que se sentia losango. Ya sabéis que estamos con António Lobo Antunes.

- ¿Cómo estás?
es una bella pregunta. Normalmente respondo
- Qué sé yo
porque no me gusta mentir. Y qué sé yo de hecho. Unas veces estoy redondo, otras cuadrado, otras lleno de picos, otras licuado, otras ni siquiera estoy: me deslizo por ahí subido en una nube.
- ¿Cómo estás?
y es imposible responder
- Me deslizo por ahí subido en una nube
(...)
- ¿Cómo estás?
explico que no estoy redondo ni cuadrado. En este momento me siento una especie de rombo
- Estoy romboidal
quien interroga me mira sin entender
¿Romboidal?
y yo
- Sí, romboidal, ¿nunca te sentiste rombo?

Ay, sí, primero licuado, luego asperjado en un raro aerosol de rombos congelados.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Donde el pobre escritor comienza


Es éste el título de una de las, a ver que las cuente, 79 crónicas del Quarto livro de crónicas, de António Lobo Antunes. Ya hablé de El Gran Borges; ahora, especialmente dedicado a los que tienen curiosidad o veleidades por el oficio de escribir, entresacaremos esta crónica del pobre escritor que comienza un nuevo libro.

Empieza anunciando la fecha de inicio del libro: 25 de febrero. Le da miedo ponerse a la tarea, no sabe cómo le irá, así que se pone una fecha, no cercana, se entiende. Tiene que dar tiempo a estar mentalizado, incluso a definir unos esbozos previos que luego, seguramente, desechará.
De experiencias anteriores sabe que el principio es lo peor, No es esto, no es esto.
Durante dos o tres meses es así, tentativa y desistimiento, tentativa y desistimiento, tentativa y desistimiento, continuando a la espera de que las frases se tornen ciertas.
Luego el libro va ganando alma y una solidez propias, no del escritor, pobre; entonces el libro ya empieza a avanzar a toda marcha. Se toma un año o año y medio para la primera versión, luego meses de correcciones; una gran parte de todo, innecesaria, irá a la basura.
Este (pobre) escritor da a la escritura un sentido de misión, de acto sagrado; hay años que pido esto a Dios: no me lleves con el papel incompleto, cargado de faltas, imperfecciones, burradas.
El escritor es un escarabajo empujando su bola. Y un día muere y lo meten en un agujero, encerrado en una caja. Quedarán unos ladrillos de palabras que abrigarán la llama efímera de su nombre.

Lo de la fecha me recuerda a cuando dejé de fumar, el 3 de agosto de 2003. Pero aquello no fue difícil.

P.S. 16/09/12.- Vaya, ¿y no es posible que cuando todo va tan bien ya no se sepa cómo seguir?
Historias deshinchadas, diluidas, rematadas a puñados. He visto por ahí.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Paseando


El tipo cuenta unas historias muy largas que no van a ningún sitio, sí, bueno, llevan a un sitio cercano, después de mucho camino. Por ejemplo, en síntesis, él conoce a unos, que son antiguos compañeros de antes, que ahora (saltemos el detalle). Cuando ya llevaba sonando el tema le preguntaron, con quién podemos hablar, y como no lo sabía, les dijo, con mi jefe, que ya os dirá; él ya les diría, bien un contacto, bien otra cosa, qué vamos a aventurar. No sabe si llamaron, no le consta, no le informaron, pero luego vinieron a preguntar aquí y les dijeron que ya estaba todo hecho, pero no había aún nada. Fíjate, dijeron que todo hecho y no lo estaba.



Yo también cuento historias que no van a ningún sitio, o sí, una esperanza, una nostalgia. Por ejemplo, En otoño, una neblina, el musgo en los árboles, en las piedras del muro; olores en el aire fresco.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Probablemente seríamos inmortales

Probablemente los humanos no somos inmortales porque Atenas perdió la Guerra del Peloponeso.



Así empieza César Molinas, citando al físico David Deutsch, su artículo Consecuencias actuales de la Guerra del Peloponeso, vaya impacto. Por cierto, el artículo de César Molinas Una teoría de la clase política española es altamente recomendable, de ahí vengo hacia estos otros terrenos.

Volviendo a la sorprendente entrada; el argumento de tan contundente afirmación tiene dos soportes. Empezando por el final, resultaría al menos posible que el avance tecnológico permitiera hablar de ordenadores inteligentes, en cierto sentido, de ordenadores con alma. Más facilmente, sería tecnológicamente concebible que todo el software de uno de estos ordenadores se pasara a otro en una especie de proceso de transmigración de las almas. Tenemos así algo como un alma inmortal, y la posibilidad de que lo que llamamos el alma humana, un enorme y complejísimo sistema de memorias, ventanas sensoriales, etc, pudiera ser transferido a otro cuerpo de manera semejante al caso del ordenador. Vuelve Frankenstein.
El segundo soporte es el del progreso tecnológico continuado; una sociedad abierta y optimista como era la sociedad ateniense impulsa el desarrollo tecnológico y la innovación, mientras que una sociedad cerrada y pesimista como la espartana lo inhibe. Por aquí aparece Popper, al que no saludo desde hace días: salud, amigo Popper, siempre das más brillo (ya Popper dejó su mundo 1, pero vive saludable en su mundo 3, incluso en el 2).
Así que puede decirse que el resultado de la Guerra del Peloponeso ha propiciado el estancamiento tecnológico posterior, de no haber sido así, probablemente, muy posiblemente, hoy seríamos inmortales, instalándonos en nuevas carrozas cuando las viejas renquearan.

¡Poder ir en la vida triunfante como un automóvil último modelo! (Oda Triunfal, Álvaro Campos, heterónimo de Fernando Pessoa). De cuando en cuando.


Notas:
Leer a David Deutsch. En español está publicado Estructura de la realidad, Anagrama 2002.
Artículos de César Molinas.
Venir con Popper a la Tasca

sábado, 8 de septiembre de 2012

¿Una ciudad para vivir?

Qué pregunta, ¿acaso alguna vez nos la hacemos en serio?
¿Quién cambia lo que funciona razonablemente bien?
¿Quién deja atrás familia y amigos si no es por una razón poderosa?
Si añadimos la vinculación del trabajo ya el lazo es irrompible.
Pero...
Sostengo la opinión de que pasados los 50 miramos el futuro como una cuestión inminente. Mayor de 50, si además es divorciado, ojo, que se le activa el nódulo cerebral de los pantalones a cuadros coloraos. ¿Y si además de mayor de 50 y divorciado, cambiara su estado laboral de sólido a liquidado? Qué tragedia, ya se ve el brik de tinto peleón entre cartones. No, no, aún no, añadamos un nuevo si: nuestro pardo personaje puede permitirse ciertas exploraciones, tiene tiempo. Todavía.

Así que hablemos de la ciudad. ¿Qué tal Sevilla?
La mayor parte de los parroquianos de esta Tasca vivimos en Sevilla. Una ciudad bella, histórica, con una población en su aglomeración urbana en torno a un millón de habitantes, lo que permite casi asegurar que existe al menos otra persona casi tan vaina como tú, y seguramente con parecidas aficiones.
Tiene un clima benigno las tres cuartas partes del año: soleado (unas 2.900 horas de sol), seco (unos 500 - 700 mm de precipitación anual). No te creas el mito de la humedad alta, la humedad relativa del aire es generalmente baja.
La cruz: una cuarta parte del año se vive en estado de fiebre, con máximas de unos 40º y   mínimas de 25º, pero las mínimas sólo se alcanzan en la primera hora del nuevo día; de noche, a las 12, estarás cerca de 30º, por arriba o por abajo. Todos los días no, es cierto, digamos que semana sí, semana no. Fijaos en esta gráfica de oscilación de la temperatura media en Sevilla. ¡Media diaria!
Conozco muchas personas a las que les gusta el calor, pero yo no soy una de ellas: el calor me mata.

¿Ciudad grande, grande? Las ciudades muy grandes (Madrid, Barcelona) tienen sus ventajas, una de ellas es que el número mínimo de vainas semejantes a ti será, digamos, de uno por millón de habitantes, ¡lo mismo hay un club social de clones! Si damos por bueno el aserto de que el aire de la ciudad nos hace libres, pues, cuanto más grande la ciudad, más aire, ¿no? Los inconvenientes ¿mayores?: vivienda y desplazamiento caros, mucho tiempo en desplazamientos necesarios.

¿Ciudad pequeña, pequeña? Para los que gustamos de la naturaleza las ciudades pequeñas tienen un gran atractivo que hay que sopesar contra las ventajas de la ciudad grande. La ciudad pequeña suele tener un ambiente más tribal, bueno para los tribalistas, malo para los que no. Yo lo tengo decidido: a las ciudades pequeñas voy de visita y me encantan.

¿Qué clima? ¿Habrá una ciudad en España en la que el calor no me mate? Ideal (para mí, que soy el que habla ahora): temperaturas máximas por debajo de 25º; pero temperaturas mínimas suaves, que el frío también mata.

Lo tengo, lo tengo: La Coruña. Nada de calor, poco frío. Una ciudad moderadamente pequeña, hermosa y próspera. Es verdad que llueve mucho y se nubla y hay nieblas, pero el número de horas de sol, unas 2100 anuales, sin llegar a las 2900 de Sevilla, queda muy por encima de las 1500 de Londres.


Habría que probar: A Coruña, carallo.

lunes, 3 de septiembre de 2012

La veleta de la zorra y el gallo

El año pasado puse por aquí una veleta operada de la iglesia de Borneiro, entre As Revoltas, en el estuario del Anllóns, que vierte a la Ría de Corme y Laxe, y Baio, al interior.

Reproduzco la foto sin truco:

veleta zorra
Se ve una airosa zorra en el ramal trasero, y un muñoncito en el ramal delantero, que según una vecina del sitio estaría ocupado por un gallo que corrió más que la zorra.

Pues, vaya, vaya, este año traigo otra foto de otra veleta muy cercana, en la Iglesia de Santa María de Baio, la entrada de Baio desde Borneiro.
veleta zorra y gallo

En este caso la zorra está cansada de tanta persecución, y es gorda y vieja, pero el gallo luce cantarín, kikirikí, ven a por mí.

No tengo ni idea de qué significaba el conjunto, así que me lo invento: el gallo es símbolo de la diligencia en la fe; la zorra lo es de las asechanzas del maligno. O malino.
Cuidado.