sábado, 15 de septiembre de 2012

Donde el pobre escritor comienza


Es éste el título de una de las, a ver que las cuente, 79 crónicas del Quarto livro de crónicas, de António Lobo Antunes. Ya hablé de El Gran Borges; ahora, especialmente dedicado a los que tienen curiosidad o veleidades por el oficio de escribir, entresacaremos esta crónica del pobre escritor que comienza un nuevo libro.

Empieza anunciando la fecha de inicio del libro: 25 de febrero. Le da miedo ponerse a la tarea, no sabe cómo le irá, así que se pone una fecha, no cercana, se entiende. Tiene que dar tiempo a estar mentalizado, incluso a definir unos esbozos previos que luego, seguramente, desechará.
De experiencias anteriores sabe que el principio es lo peor, No es esto, no es esto.
Durante dos o tres meses es así, tentativa y desistimiento, tentativa y desistimiento, tentativa y desistimiento, continuando a la espera de que las frases se tornen ciertas.
Luego el libro va ganando alma y una solidez propias, no del escritor, pobre; entonces el libro ya empieza a avanzar a toda marcha. Se toma un año o año y medio para la primera versión, luego meses de correcciones; una gran parte de todo, innecesaria, irá a la basura.
Este (pobre) escritor da a la escritura un sentido de misión, de acto sagrado; hay años que pido esto a Dios: no me lleves con el papel incompleto, cargado de faltas, imperfecciones, burradas.
El escritor es un escarabajo empujando su bola. Y un día muere y lo meten en un agujero, encerrado en una caja. Quedarán unos ladrillos de palabras que abrigarán la llama efímera de su nombre.

Lo de la fecha me recuerda a cuando dejé de fumar, el 3 de agosto de 2003. Pero aquello no fue difícil.

P.S. 16/09/12.- Vaya, ¿y no es posible que cuando todo va tan bien ya no se sepa cómo seguir?
Historias deshinchadas, diluidas, rematadas a puñados. He visto por ahí.

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