jueves, 10 de abril de 2014

Contingencias

No son cántaros de culo apretado, ni búcaros rojos olorosos a arcilla, sino a modo de vejigas de barro amarillo del Gran Río.  Mientras el guía nos dice cómo esas vasijas, de desecho para el guía, para mí ex-profeso, se amontonan para formar las almas de las cubiertas de la Catedral de Sevilla, formando un espesor etéreo entre la parte sustentante por abajo y la azotea de ladrillo impermeabilizante por arriba; mientras el guía nos habla de vanas vasijas  vaga mi imaginación, cuando de pronto oigo decir, seres contingentes, y es Roberto, que también estudió en los jesuitas, quien lo dice. ¿Es justo ahora que imaginamos vanas vasijas cuando recordamos la doctrina de la contingencia? No sé siquiera si mi memoria asocia bien.
Vacías cerámicas enrejadas en la Catedral de Sevilla: nihil fugit.

Nos explicaban los curas especializados en eso (creo recordar) que somos seres contingentes, algo así como pellejos vacíos, almas de cántaro, seres vanos. Un millón de seres contingentes convenientemente estrujados para arrojar el éter de su interior no moverían la aguja de la balanza; del mismo modo que un millón de vainas de guisantes o garbanzos o habas u otras legumbres, si son vainas no tienen grano. Y así somos: unos vainas, odres vacíos.
Y de la misma forma que los jesuíticos seres contingentes necesitan rellenarse de dios o de algún fluido rellenante, así también las vasijas vacías de las cubiertas de la Catedral de Sevilla ambicionan llenar sus almas de cántaro de algo que las rellene, no siendo bastante el aire enrarecido de las cubiertas:  es así como van absorbiendo las almas de los fieles, de los infieles, de los finados que exhalan su alma. Y es así como esas almas que buscan el ascenso, atrapadas en las vacías contingencias de las vanas vasijas mantienen un esfuerzo ascendente, descargando techos, descargando bóvedas, descargando arbotantes, descargando contrafuertes y muros y cimientos de la catedral.

Puede deducirse que la Catedral vivirá mientras haya almas retenidas, aunque no sabemos si en su ausencia colapsará.  Pero si por falta de personal o sobreabundancia de personal desalmado decayeran las almas pujantes retenidas, cabe pensar que sería posible que la Catedral colapsara desinflada como una medusa seca, como una carabela portuguesa que perdiera el ánimo varada en la arena. 
Carabela portuguesa en la playa de Las Canteras, Las Palmas de Gran Canaria. Aún no ha perdido el aliento.
    

sábado, 8 de marzo de 2014

¡Ostras!

Paseando por el Diccionario etimológico abreviado de la lengua castellana de Corominas encontré el otro día una bonita historia: la de la palabra ostra.
Dejó dicho Corominas que esta palabra se encuentra ya escrita en el 1591, procedente del latín ostrea, ¡a través del portugués! La forma española sería ostria o también, ¡ostia! (documentada ésta en 1335). El paso de ostria a ostia, dice Corominas, parece debido a un juego de palabras sacrílego. El deseo de rehuir este mismo juego sacrílego haría a nuestros ancestros adoptar la forma portuguesa.
En Andalucía (y en muchos países americanos, según Corominas), conservamos la forma ostión para unas ostras más gruesas, y también más bastas de sabor, que se dan por ejemplo por Cádiz, y también por la costa algarvia portuguesa.

Nuestra expresión andaluza, te voy a dar un hostión suele ir con hache, aunque ésta no se pronuncia y será el oyente quien discrimine si va con hache o sin hache: si es con hache, corre, que es un trompazo; si es sin hache lo mismo te van a dar un sabroso bivalvo. Casi seguro va con hache.
Y también se dice en ese sentido de trompazo, aunque más leve, hostia. Pero de eso no nos dice nada Corominas.

Ósquite sería una de esas palabras que señalan y eluden el juego sacrílego, escatológico o insultante. Como me cago en diez, pardiez, me cachis en la mar; y esa mar podría venir del franchuti mere...

Esta historia podría ser un ejemplo de selección competitiva: los que decían ostia serían chamuscados en la hoguera, mientras que los que decían ostra sobrevivían. Qué risa.



jueves, 30 de enero de 2014

Casi sólo un enlace

Me ha pasado mi amiga Ángeles, atenta lectora, un trozo de papel de peródico de cuyo análogo digital pego enlace:

http://elpais.com/elpais/2014/01/03/opinion/1388758597_482150.html

¡Y me ha gustado!
No conozco Amarante pero me lo apunto, no conozco a Teixeira Pascoaes, pero reconozco que para la poesía que sobrepasa el mero instante soy un poco tarugo; "A folha que caía / era um alma em pena", supongo que en pena triste y no en pena plumífera. Brincadeirinhas.
Me sobrecoge lo que dice Manuel Rivas del cuervo sabio enjaulado, habrá que ir a saludarlo. Apunto a Philip Hoare y El mar interior.

Amarante está bañada por el Tâmega, del que yo he mirado sus aguas quietas en Chaves, aguas arriba, así que mi mirada se ha debido escurrir y pasar en algún momento por el puente de São Gonçalode Amarante, un santo modesto que no es ni santo.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

En tierras riojanas

Los viñedos se extienden en pequeñas parcelas siguiendo la orografía del terreno. Ahora las hojas viran de color antes de caer, verdes claros, amarillos, naranjas y rojos, según variedades y exposición. He aprendido que a la mayoritaria Tempranillo la verás roja, mientras que la minoritaria Graciano estará más bien amarillo-verdosa. No, ahora no, eso tiene otra fecha: la semana pasada.
Al Norte hay una cordillera que cierra el valle del Ebro y lo proteje de los vientos de allí. Si te mueves por las tierras de vino de la margen izquierda del río: Elciego, Villabuena, Samaniego, Ábalos, Labastida, Haro..., ¡huy!, para llegar a Haro hemos cruzado el puente sobre el río, aquí más cerca del golfo de Vizcaya que de su Mediterráneo al que busca, y ya lleva buen caudal de aguas de plata. Retomando el hilo: si te mueves por esas tierras verás las viñas, verás las montañas, verás algunas tierras llecas, vacías y sin roturar, aunque pocas, y no adivinarás de qué administración autonómica son tributarias, si de la Vasca o la Riojana, salvo porque de trecho en trecho te encontrarás el cartel correspondiente.
En los pueblos el mosto fermenta, el olor a vino nuevo, a bodega, es universal; por aquí y por allá podrás ver un resto de colores rojizos y morados. Los habitantes son bodegueros; los garajes son bodegas de vinos de expresión, de autor, que puede ser un señor de manos grandes y callosas que conduce los domingos un tractor. Todo el mundo sabe de vino, sin demasiados alardes, disfrutando el vino, los vinos, hay que decir, tan variados al menos como los campos y las personas que los cultivan: las edades, las variedades, las edades de las cepas, las crianzas, las maderas, sus clases, su tostado, si nuevas o viejas...
Y ya que se ponen a hacer vinos ricos y cuidadosos para los gustos más variados, se ponen también con la cocina, y entonces ya dan ganas de afincarse allí.
Decía el trasmontano Miguel Torga que en los cementerios de su tierra los hombres esperan convertirse en ciprés y en granito; aquí esperan ser cepa, envejecer de cepa, ser vino y revivir.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Arroz casisinsetas

Se juntan siete amigos para andar por esos campos de Valdelarco, y allá que van saludando atentamente por el camino del Talenque, holá, holá. El otoño incipiente (aquí este año) muestra su gama de color. La Admon pública muestra sus ganas de tirar dinerillos trincados al contribuyente en la fuente de las alberquillas, cada vez más boba y costeada.
Cosechón destriado
Las manzanas son rojas, los caquis naranja, los membrillos verdes, las granadas granadas, los chopos dorados; pero nogales y castaños y árboles del caqui están verdes como en verano.
Y qué es esa cosilla que vas a pisar y pisaste, caramba, un niscalillo. ¿Y esta moradita que parece Lepista y desnuda? Pues no lo es que es cortinarius con su cortina filosa, pero muchos se la comen igual.
Ah, y un par de minúsculas Cantharellus, que antes decíamos cibarius pero ahora pruiforme o algo así, porque alguien dijo que la pruína.
Ja, ja, y esa tan desmejorada, la reina, la Amanita cesárea, comida de babosas.
Hubo otro niscalillo, y dos superagusanados que dejamos para reproducción (de los gusanos).
Así que la cosecha es magra, y ya en la cocina el cocinero decide:
- Que la Amanita ya mohosa y exudando gotas melosas y  con visos transparentes de podredumbre se tira. - - También el cortinarius, que no tiene nada que decir.
- Que vamos a hacer una arrocito para dos con setas pero casi sin setas.

Tenemos la cosecha.
Media cebolla que se pica.
Y se sofríe con mantequilla y aceite de oliva, combinación que refuerza aromas. Sal.
También echamos una zanahoria picada, ¿por qué?, porque queda mona y parece que haya más setas.
Y unas habitas, pocas. No hay bacantes sin Baco ni habitantes sin habitas.

El arroz es bomba, chupón de aromas, dos puñados, para dos. Vengan las setas picadas pequeñas, que ya que son pocas estén en todas partes.
Y tiene añadido un poco de Rueda verdejo, y el agua necesaria.
Cuando hierva se rectificará de sal.
La cocción me gusta con el grano entero, aunque hay quien lo prefiere pachucho. Al gusto.
Casi está y añadimos un poco de queso de la chevre. Qué chévere.

Cuando ya está, se tapa y se deja reposar unos minutos.

Ahí está.

Crítica.
Por qué hay tan poco en el plato: tiene un punto de fuga: los granos huyen por él amigados con cebollas, zanahorias, habas y setas. Puede verse la traza.
Por qué esos trozos de cebolla, tan grandes, que se cogen a la lengua con entusiasmo y crujen muy levemente al masticar, cuando sería mejor que fueran más pequeños y babosos. En nuestra defensa sólo podemos decir que los cortamos así de grandes.
¿Y el sabor?, está bien, peeeeroooo: demasiado sabor a la chevre, caramba, ahí me pilló.
 Flavour chevruno.
Global: estupendo, si se miran cosas peores.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Perdimos, ¡qué injusticia!

En la Organización llevábamos mucho tiempo preparándolo todo; habíamos renunciado a nuestros anteriores trabajos para dedicarnos en cuerpo y alma a la preparación del evento. Nuestros sueldos no eran extraordinarios, y por añadidura teníamos que viajar continuamente por el mundo, contactando con otras organizaciones análogas, ¡cuántas veces recuerdo haber envidiado a un simple funcionario anónimo mientras regresaba al hotel con la incómoda sensación de haber comido y bebido más de la cuenta! Pero en este trabajo todo es abnegación y sacrificio: privados de una vida ordenada y sana, de familia, de una vivienda en la que vivir, de los más elementales derechos de los más humildes ciudadanos, a cambio de una vida de servicio.
Hicimos todo lo posible. Viajamos durante años por todo el mundo estudiando los distintos premios de loterías, qué números tocaban y cuáles no; en nuestras frecuentes reuniones y almuerzos de trabajo con colegas internacionales, hábilmente sondeábamos a éstos sobre sus conclusiones, observando con satisfacción y no cierta inquietud que muy frecuentemente se asemejaban a las nuestras. En nuestras comisiones de trabajo se fueron depurando las opciones, y así fuimos eliminando números que ya habían salido, números que ya habían salido en países próximos, capicúos, que no salen, números inverosímiles como 222222, que aunque uno del Consejo que es perito nosequé dice que puede salir igual que el 258013, todos los demás sabemos que eso no es más que una tontería teórica, porque quién ha visto salir un número así. El mismo listo dice que los que han salido están también en el bombo y pueden salir, pero a ver quién ha visto que salga siempre el mismo. Así que dejamos que el perito se explaye, especialmente mientras le tiramos al marisco, pero ni caso.
Así fuimos después de muchos estudios depurando las opciones hasta enfocarlas en una bolsa que se adquirió por fin, hay que decir que sin coste para nadie porque era del Presupuesto del Estado. Habíamos encargado a una empresa especializada que nos hiciera un estudio sobre las repercusiones del premio, que resultaban gigantescas. Eso por si alguien dudaba.

Y ayer fue el sorteo. No nos tocó. Fue un jarro de agua fría. Tanto esfuerzo para nada.  Qué injusticia, porque habría que ver por qué salió el que salió, tan anodino, un poco repipi.

Hay que seguir luchando, que no pare aquí este enorme esfuerzo.
A quienes digan que tanto para qué hay que decirles que tengan fe, que quien la sigue la consigue. Que tampoco es verdad que todo para nada. Los décimos de lotería son excelentes marcadores de lectura que nos recuerdan la página en la que cerramos el libro y a la vez aquel esfuerzo en el que acariciábamos el éxito. Sirven también para muchas actividades como la fabricación de papel maché de calidad o la papiroflexia. Vamos a proponer la creación de una Entidad Gestora de Utilidades y Revalorización de la Inversión Para Activar (EnGURIPA). Ha sido una injusticia y no debemos pararnos aquí.


Hay que aprovechar que ya tenemos una estructura y una experiencia, y gente dispuesta al sacrificio como un servidor de ustedes. No duden.


martes, 9 de julio de 2013

Maria João Pires e Carlos do Carmo


Un precioso disco de fados grabado en 2012. En el enlace a fnac se pueden oír las pistas. Carlos do Carmo es un recomendado del difunto José Cardoso Pires, un amigo, se puede decir, y el disco es altamente recomendable, potente, variado.

La letra del tema 5 la compuso José Saramago, casi amigo, y aquí la transcribo:

Se não tenho outra voz

Se não tenho outra voz que me desdobre
Em ecos doutros sons este siléncio,
É falar, ir falando, até que sobre
A palavra escondida do que penso.

É dizé-la, quebrado, entre desvios
De flecha que a si mesma se envenena,
Ou mar alto coalhado de navios
Onde o braço afogado nos acena.

É forçar para o fundo uma raiz
Quando a pedra cabal corta caminho,
É lançar para cima quanto diz
Que mais árvore é o tronco mais sozinho.

Ela dirá, palavra descoberta,
Os ditos do costume de viver:
Esta hora que aperta e desaperta,
O não ver, o não ter, o quase ser.

No sé, José, ¿cómo tú tan rojo te pones lírico? Y queda bien, bien, bien. Sólo, quizás, ese "não ter" del final, espero que no sea una incursión en el fado de la propiedad distributiva del tener. Pero fenómeno.

Nota.- El poema se incluye en "Os poemas possíveis", publicado en 1966. A eso se le podría llamar "lírica instrumental más o menos", reconociendo que en los últimos tiempos había abandonado la literatura instrumental. Enlace a Fundación José Saramago, na casa dos bicos.