jueves, 9 de febrero de 2012

Pericles, tan moderno

La democracia es un invento moderno, como la libertad. En un pequeño paréntesis histórico, hace 2.400 años, los griegos de Atenas inventaron esas cosas.
Hay un hermosísimo discurso de Pericles pronunciado en 430 a.C. en memoria de los muertos del primer año de la Guerra del Peloponeso. Pericles opta por hablar del régimen ateniense. Ya que las traducciones son tan dispares, reinterpreto.

Atenas se ha hecho grande, voy a explicar qué principios, con qué régimen político, gracias a qué modos de comportamiento hemos llegado a esta situación de poder.
Nuestro régimen político es original y sirve de modelo a seguir por otros pueblos.
El gobierno depende de la mayoría, en cuyo interés gobierna, por eso se llama democracia.
La igualdad ante las leyes alcanza a todo el mundo.
En la elección de cargos públicos nos basamos en el mérito personal. Nadie es excluido en razón de su pobreza o la oscuridad de su origen social.
En nuestras relaciones con el Estado vivimos como ciudadanos libres.
En la vida corriente respetamos la libertad de nuestros conciudadanos y no nos entrometemos en los actos de nuestro vecino, evitando molestarlo, aún siendo contrarios a nuestro gusto.
Respetamos a los magistrados y a las leyes, principalmente las que están hechas para proteger a los débiles. También respetamos leyes no escritas que acarrearían una vergüenza reconocida por todos al infractor.
Nuestra ciudad está abierta a todo el mundo.
Amamos la belleza con sencillez, amamos el saber sin alejarnos de la realidad.
Nos servimos de la riqueza más como oportunidad para la acción que como pretexto para la vanagloria.
Entre nosotros no es motivo de vergüenza para nadie reconocer su pobreza, sino no esforzarse por evitarla.
Aunque sólo unos pocos estudiarán y propondrán una política, todos nosotros la juzgaremos en asamblea.
No son las palabras, el debate, obstáculo para la acción, sino la acción irreflexiva y desinformada.

Pericles, tan moderno.

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