domingo, 22 de enero de 2012

La soledad, sobrino

Un sobrino le había preguntado a Ramón J. Sender (que se dice sender, del sendero dit en català, nada de sénder, el enviador in english). Le había preguntado que cómo, de dónde podían salir los libros, las historias que escribía el tito Sender, a lo que éste le contestó lo del título de esta entrada: la soledad, sobrino.

Creo que la soledad es plural y varia más que cosa única, que hay soledades gustosas y soledades duras y dolorosas. Igual se parece al hambre, que dicen que no lo es si el que la tiene espera saciarse, pero en materias de soledad no tenemos por qué identificarla con desesperación. Viene en mi auxilio un místico hablando de "soledad sonora", San Juan de la Cruz:

Mi Amado las montañas,
los valles solitarios nemorosos,
las ínsulas extrañas,
los ríos sonorosos,
el silbo de los aires amorosos,

la noche sosegada
en par de los levantes de la aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora.

Batuecas
Desierto de San José de las Batuecas

No entiendo muy exactamente qué quiere decir en la segunda estrofa, estaré agradecido a quien me lo aclare, pero en todo caso habla de una soledad gustosa, maravillosa, puede decirse, una soledad que quizás habla con la voz del Amado.

Un día descubrimos, eso creo, que la soledad hay que dosificarla, como tantas cosas de la vida, y entonces nos es querida.


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