sábado, 14 de enero de 2012

Cheiros de Lisboa

Me reconozco olfativo, alguien dirá que Perra vida, pero no tanto. Recuerdo un viaje por el sur de Portugal cuando me llegó olor de pieles verdes de almendra, como en mi infancia de veranos en Altea.

Y estos días me vienen recuerdos de Lisboa, de sus olores, que entresaco de Lisboa, livro de bordo, de José Cardoso Pires, que tan bien los supo contar, pois então:
- peixe de sal e barrica nas lojas da Rua do Arsenal
- da maresia a certas horas das docas do Tejo
- do verão nocturno dos ajardinados da Lapa
- dos armazéns de aprestos marítimos entre Santos y Cais do Sodré
- do peixe a grelhar em fogareiro à porta dos tascos (ah, quién pudiera darle a este tasco olores a vinho y a peixe a grelhar, según las horas)
- no inverno, pelas ruas,o cheiro fumegante das castanhas a assar nos fogareiros dos vendedores ambulantes

Del Ricardo Reis de Saramago vienen olores antiguos de mercado en Praça Figueira, junto al Rossio: mil olores intensos, a col aplastada y mustia, a excrementos de conejo, a plumas de gallina escaldadas, a sangre, a piel desollada.

Este Ricardo Reis (no sé si lo hizo el de Pessoa) se alojó en el Hotel Bragança, que estaría abajo de la rua do Alecrim, muy próximo a la rua do Arsenal, donde huele a pescado en sal. Hoy no se ven rastros de este hotel.


¡Taxi!
A Bragança, Tras-os-Montes. Perto do rio, ah, no, perto do Castelo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario