jueves, 22 de diciembre de 2011

Hilos que se cruzan

Venía de comprar en el súper, vacacionando, en esta mañana brillante de invierno que tenemos hoy en Sevilla, maravilla todo menos el verano (a quien le guste el calor que escriba su propio cuento). Tenía en la cabeza un libro del que acaba de hablar Antonio Muñoz Molina en su blog, de hablar con simpatía: Carnets, de Albert Camus, y me dije, vamos a ver a nuestro librero gótico Nevermore. Nevermore es un erudito, pero además resulta que Albert Camus ha sido, según me dice, su escritor más leído. Pero antes de hablar de Camus me saluda, ah, vienes a por El rock de la calle Feria; no, pero me lo llevo, le digo, el amigo Paco Gallardo se merece ser leído, así, por amigo.
A Paco Gallardo lo conocí cuando él estudiaba medicina aún, debía ser en el 80 o así, ambos asiduos de Bodegas Díaz Salazar, donde nos tomábamos unas Voll-Damms y a veces llegaba para un papelón de trocitos de pescada. Yo recuerdo que coincidíamos muchas veces allí en trío cuyo tercer componente era un Antonio alto, pálido y zumbón, quizá un poco rockero, a quien he perdido la pista. Nos reíamos mucho, jugueteando con las palabras, haciéndoles cosquillas, pegándoles pellizcos, ¿con una risa quizás un poco amarga?
Paco dice que sí, que se acuerda de eso, pero lo dudo, porque entonces yo era, salvo que estuviera en la mili, un melenudo barbudo flaco, mientras que ahora voy de señor calvo desbarbado barrigón, y treinta años que pasaron sí es algo.
Carnets, de Albert Camús, o Camí. Nevermore se sabe qué editorial y cuándo estuvo editado, pero duda de que se haya reeditado, mira en el ordenador y así es, no está. Hablamos del choque de Camus con la autoridad cultural francesa, del choque también de la cultura francesa con la colonial, dice Nevermore.
Y mientras busca hojeo el libro de Paco Gallardo, y veo y le señalo a Nevermore que Camus es el apodo del personaje, y que termina: Camus, resiste, escribe, ámame con las palabras.
Los hilos son asín.

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