sábado, 8 de octubre de 2011

Poco más sobre Diego Uña Calleja


En entrada anterior habíamos visto a Diego Uña Calleja como lector de la Divina Comedia, edición de 1935, ejemplar vendido en Coruña. Aparecía como autor de El Misal Litúrgico, Abadía Benedictina de Samos, publicado en 1937. Y aquí está el misal, un ejemplar pequeñito que reza (je, je) en su portadilla interior, para centros de enseñanza, círculos de Acción Católica y organizaciones juveniles. Debajo del nombre de su autor precisa Profesor Auxiliar del Instituto de La Coruña y Consiliario de Acción Católica. Más adelante, previo en el tiempo, está el Nihil Obstat del censor Fr. Juan Ibáñez, y en la siguiente página Diego Uña dedica el libro Al Excmo. Sr. D. Félix Bilbao, Obispo de Tortosa y Consiliario General de Acción Católica Española, en perenne recuerdo de sus bondades en la "Casa del Consiliario" de Madrid. Y con redoblado afecto en su obligada ausencia de la Patria. Hace el prólogo Mauro Gómez, O.S.B., Abad Mitrado de Samos.
Tenemos así a Diego Uña en 1935 leyendo en La Coruña La Divina Comedia. Ya entonces ha comenzado la actividad de la citada Casa del Consiliario, en la que se forman sacerdotes para impulsar el movimiento surgido en el Concilio Vaticano II y llamado Acción Católica, algo así como una organización religiosa seglar. En España estuvo relacionada con el origen del partido CEDA, católico, republicano, de derechas, defensor de los usos legales.
La Casa del Consiliario, en Madrid, está funcionando en 1934, y por allí pasa un tiempo Vicente Enrique Tarancón, que más tarde será obispo de Madrid. Es en esa época, o entre estos momentos y el inicio de la Guerra Civil, cuando Diego estuvo allí y conoció a Félix Bilbao, Obispo de Tortosa, por esos tiempos segundo Consiliario General de Acción Católica.
Cuando comienza la Guerra Civil en julio de 1936 Galicia queda en seguida en la zona "nacional", por lo que los religiosos, en general, no tienen sus vidas en suspenso.
Supongo que la obligada ausencia de la Patria, en 1937, se debe a la necesidad del Obispo de ausentarse de la zona "republicana".

Los subrayados de La Divina Comedia quedan, así parece, en el mundo intelectual, sin relación directa con los horrores de la época.


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