martes, 22 de noviembre de 2011

Sísifo, Popper

Advertí luego a Sísifo, presa de recias torturas.
Iba a fuerza de brazos moviendo un peñón monstruoso
y, apoyándose en manos y pies, empujaba su carga
hasta el pico de un monte; mas luego, llegado ya a punto
de dejarla en la cumbre, la echaba hacia atrás su gran peso;
dando vueltas la impúdica piedra, llegaba hasta el llano
y él tornaba a empujarla con todas sus fuerzas. Caía
el sudor de sus miembros y el polvo envolvía su cabeza.
Odisea, canto XI, 593

Le preguntaron a Popper si (como dijo Albert Camus) había que imaginarse a Sísifo dichoso. Seguro, respondió Popper. Sísifo se prometía subir la piedra, dejarla un poco más allá, aunque luego se cayera. Soñaba con mejorar su posición, y en este sentido Sísifo podía tener un plan de vida satisfactorio.

A pesar de la impúdica piedra, que cada vez contraría nuestras esperanzas en el peor momento.

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