viernes, 23 de noviembre de 2012

Son blancas y tienen forma


La mañana estaba de niebla muy clara; la Avenida de la Constitución recorrida desde la Puerta de Jerez tenía un aspecto inusual, de un velado color gris. Las siluetas de los transeúntes, pocos y en bicicleta, se incrustaban en negro; los raíles del tranvía de la burbuja, húmedos y deslizantes, señalaban hacia un pequeño tranvía amarillo, ah, no, era un camioncito de limpieza que hacía girar sus bigotes contra el pavimento, quizá devorando a un peatón descuidado, ojo, este bicho es insensible al sufrimiento humano.
En la Plaza Nueva abrían los puestos de los libreros de ocasión. Una niña de seis años recriminaba a su padre, no son, porque las nubes son blancas, y tienen forma. Ja, como si una niebla gris y además clarucha se pudiera hacer pasar por nube. Pero suponemos que la autoridad paterna se acabará imponiendo, quizás ayudada por otras autoridades no menos poderosas, y esta niña acabará aceptando que hay una clase de nubes rastreras que no son blancas ni tienen forma. Cuando sea abogada, o matemática, porque esta niña promete, ella será una autoridad, aunque es de esperar que conserve un resquicio de capacidad crítica, incluso con sus propias verdades, que haga que el mundo sea más grande y gire en vueltas más airosas.

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