domingo, 25 de noviembre de 2012

Lepistas en El Berrocal

Andábamos ayer los chicos de la Amanita (Asociación Hispalense Amanita Muscaria) por la Finca El Berrocal (Finca El Berrocal de los impuestos de los muyayos), favor que nos hace la Guntandalucia.
Se trata de un terreno suavemente ondulado poblado de alcornoques en general canijos y poco densos. Suelos ayer muy mojados, encharcados en parte.
Encontramos diversos grupos de Lepista nuda en perfecto estado, que irán a la cazuela; grupos también perfectos de Cortinarius trivialis, con los que haremos poesías; Agaricus sp en varios estados, así como Macrolepiotas fosilizadas para disputar al bicherío, quien se atreva. Preciosos ejemplares de Omphalotus olearius, grupos de Clitocibes no venenosos según Don Manuel, que lo afirma devorando uno a mordiscos (Manuel, ¿sigues bien?), un par de Amanitas cesáreas en estado pestilente, colonias del mixomiceto Leocarpus fragilis, que como Alien fúngico orienta amarillas hilachas de micelio a la breve altura de una hierba o una ramita en la que produce sus cuerpos fructíferos como vesiculillas piriformes que irán virando del amarillo al naranja y amarronado. Y más cosas que ya sería largo contar suponiendo que las recordara.

Por mi parte las Lepistas, un Boletus aereus (único) y un par de Agaricus han venido a los fogones. De las Lepistas ha nacido un rissoto, ji, ji, que todavía me da la risa.

Mi vértebra la quinta lumbar sigue ahí, disconforme.


2 comentarios:

  1. Vaya, vaya, no sabía yo de las aptitudes como cronista del siempre práctica Alvaro, o Adolfo como me empeñé en llamarlo la mayor parte de la jornada, en referencia a su amigo, y para mayor gloria de mi histórica torpeza en eso de pegarle a cada cara su nombre. Saludos y salud. Paco Sánchez.

    ResponderEliminar
  2. Tanto confusionismo me inquieta. Estate atento a la repesca del comparativo que incluyo en próxima entrada.

    ResponderEliminar