jueves, 15 de septiembre de 2011

El duende de las mudanzas

Esta es una historia de las que contaba mi madre, de su pueblo, Altea.

En aquellos tiempos mucha gente vivía en el campo, cerca de sus huertos, o simplemente en el campo. Pues..., se cuenta de una familia que vivía en el campo, lejos del pueblo, allá para los montes, y un duende que vivía en su casa les hacía la vida imposible. No se le veía nunca, pero cuando uno iba a buscar una cosa, la cosa no estaba ahí en su sitio, sino que estaba en otra parte, donde menos se lo podía uno imaginar: la paella del domingo no colgaba de su clavo, sino que aparecía en el corral, encima de la artesa vieja; la raba del arado no estaba en la cuadra a la entrada a la derecha, como siempre había sido, sino en la cambra, donde cómo había subido. Y así, con los años, todo era dar vueltas, como un pollo sin cabeza, cada vez que uno quería hacer algo.

Tan trastornada andaba la familia que acordaron dejarle la casa al duende y mudarse junto al pueblo.

Así que llegó el día de la mudanza y, de noche para llegar al alba, partió la familia. El carro ya estaba cargado hasta lo máximo, y cada miembro de la familia llevaba además un pesado fardo.

Cuando llevaban horas de penosa marcha la mujer pegó un grito, “¡ay!”; “qué pasa, dona”, preguntó el marido; “que m'he deixat la paella de los dumenges”, contestó la dona. (Ooooooooh). Después de un silencio se oyó una vocecita atrás en la oscuridad: “la porte yo”. Era el duende.

Tengo que pedir disculpas por mi muy deficiente valencià, pero dicho en castellano, el duende era el que llevaba la paella de los domingos. La paella, como sabéis, es tanto el cacharro como lo de dentro, o así era entonces, quizá porque solía estar vacía.

Esta es la historia que contaba mi madre, sin embargo, en las mudanzas normales el duende hace justamente lo contrario: hace desaparecer objetos durante meses, a veces para siempre. Otras veces escribe cositas por ahí con su letra pequeña como pisadas de insecto. Y no habla con su vocecita, sólo se ríe para sus adentros.
 
- Hola, somos las necoritas de Canduas, estamos invitadas a la paella.
- Between, between. I paella.

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