Se juntan siete amigos para andar por esos campos de
Valdelarco, y allá que van saludando atentamente por el camino del Talenque,
holá, holá. El otoño incipiente (aquí este año) muestra su gama de color. La
Admon pública muestra sus ganas de tirar dinerillos trincados al contribuyente
en la fuente de las alberquillas, cada vez más boba y costeada.
![]() |
Cosechón destriado |
Las manzanas son rojas, los caquis naranja, los membrillos
verdes, las granadas granadas, los chopos dorados; pero nogales y castaños y
árboles del caqui están verdes como en verano.
Y qué es esa cosilla que vas a pisar y pisaste, caramba, un
niscalillo. ¿Y esta moradita que parece Lepista y desnuda? Pues no lo es que es
cortinarius con su cortina filosa, pero muchos se la comen igual.
Ah, y un par de minúsculas Cantharellus, que antes decíamos
cibarius pero ahora pruiforme o algo así, porque alguien dijo que la pruína.
Ja, ja, y esa tan desmejorada, la reina, la Amanita cesárea,
comida de babosas.
Hubo otro niscalillo, y dos superagusanados que dejamos para
reproducción (de los gusanos).
Así que la cosecha es magra, y ya en la cocina el cocinero
decide:
- Que la Amanita ya mohosa y exudando gotas melosas y con visos transparentes de podredumbre se
tira. - - También el cortinarius, que no tiene nada que decir.
Tenemos la cosecha.
Media cebolla que se pica.
Y se sofríe con mantequilla y aceite de oliva, combinación
que refuerza aromas. Sal.
También echamos una zanahoria picada, ¿por qué?, porque
queda mona y parece que haya más setas.
Y unas habitas, pocas. No hay bacantes sin Baco ni
habitantes sin habitas.


Y tiene añadido un poco de Rueda verdejo, y el agua
necesaria.
Cuando hierva se rectificará de sal.
La cocción me gusta con el grano entero, aunque hay quien
lo prefiere pachucho. Al gusto.
Casi está y añadimos un poco de queso de la chevre. Qué
chévere.
Cuando ya está, se tapa y se deja reposar unos minutos.
Ahí está.
Crítica.
Por qué hay tan poco en el plato: tiene un punto de fuga:
los granos huyen por él amigados con cebollas, zanahorias, habas y setas. Puede
verse la traza.
Por qué esos trozos de cebolla, tan grandes, que se cogen a
la lengua con entusiasmo y crujen muy levemente al masticar, cuando sería mejor
que fueran más pequeños y babosos. En nuestra defensa sólo podemos decir que
los cortamos así de grandes.
¿Y el sabor?, está bien, peeeeroooo: demasiado sabor a la
chevre, caramba, ahí me pilló.
Flavour chevruno.
Global: estupendo, si se miran cosas peores.
¡Ja! ¡ja!.... arroz al níscalo pisado, se podría llamar. Lo que es cierto es que estas cantidades tan exiguas en el plato quedan de lo más nouvelle cuisine
ResponderEliminarEl níscalo pisado ¡y el otro!
ResponderEliminarSomos todo nouvellez, ahora ya sin prisas.