viernes, 26 de octubre de 2012

Monasterio de Santo Domingo de Silos



Tres viajeros que vienen del sur entran con su carro en el patio del Monasterio. Un monje de hábito negro, alto y anguloso, barre con un gran cepillo de madera al exterior de la puerta. Su figura en movimiento baraja triángulos. Da indicaciones, jovial: dejarán los bultos, luego el coche se retirará a su alojamiento tras esa puerta, protegido del raso, después les atenderá el hospedero. Diligente dejó el cepillo y nos acompaña en las operaciones, abre la puerta de la huerta donde residirá el carro, abre la puerta del claustro neoclásico donde nos atenderá el hospedero. ¿Es Vd padre?, pregunta un viajero. Sí, padre. Luego sabremos que es el anterior abad, retirado de sus funciones por cuestiones de salud.
Otro monje, padre también, sabremos, hospedero sustituto, nos recibe, nos da instrucciones y nos acompaña a las celdas. Dan al patio de entrada, a poniente, frente a una enorme secuoya, en segunda planta. Grandes celdas con una cama pequeña, una mesa con lámpara, un par de sillas, un cuartito ropero, un cuarto de baño de dimensiones reducidas.
El Monasterio está articulado en torno a dos claustros, el neoclásico y el famoso claustro románico, que a través de la Puerta de las Vírgenes, vestigio románico de la desaparecida iglesia románica, comunica con la iglesia, una feorra basílica neoclásica falta de presupuesto. Los huéspedes compartimos con los monjes esos espacios que sólo se abren al público durante las visitas. Para ello cada huésped tiene una llave maestra que le permite el acceso a esas zonas, además de la llave de su celda. Si tenéis dudas de si podéis acceder a un área, probad la llave, nos dijo el padre sustituto del hospedero.
Las horas del monje están pautadas por la oración, que estos benedictinos realizan en canto gregoriano: suaves himnos, salmodias, antífonas, graduales y otros, generalmente en latín, pero alguno en griego, y también en castellano. La liturgia, los movimientos reglados estructuran los actos. Si las horas del día se señalan de 1 a 12, y se denominan por su ordinal, tercia, sexta, nona, la liturgia de las horas tendrá actos antes de la primera hora, maitines; al comenzar el día los laudes, antes del desayuno; la tercia, con la que se entrelaza la eucaristía; la sexta sería al mediodía, la nona, las vísperas, las completas después de la cena.
Las comidas de los huéspedes se realizan en comedor separado de los monjes, atendidos por el monje hospedero y sus ayudantes. El máximo de huéspedes es 20, que se distribuyen en mesas de hasta 4 comensales. Las comidas son sobrias, un poco desdichadas, porque parece faltar el amor de un cocinero que componga humildes platos sin recurrir a fritangas de sanjacobos, ni croqueteces ni salchicheces, ¿o buscamos en la fat food el compromiso con los gustos del huésped? No sabemos qué experiencia anterior les lleva a este punto. El café del desayuno se resume en liofilizado, a echar al gusto. La comida y la cena se sirven con agua y vino, alguna aportación de la huerta, que cuenta con invernadero; fruta. Las servilletas, con su servilletero, quedan en el casillero del comedor.
Quede clara una cosa: lo que se paga por día de pensión completa, que son 40 €, no da para quejas; muy al contrario.
La urdimbre de la liturgia de las horas más la trama de las comidas dejan los espacios de trabajo y descanso, que estos viajeros destinan a holganza y descanso. Bueno, estos viajeros han sustituido algunos paños del tejido monacal de las horas por curiosidades de viajero: Lerma, la del Duque que está frío y quema, Covarrubias donde vaga el alma apenada de la princesa Cristina de Noruega; Burgos.
La enorme secuoya del patio de acceso y el ciprés del claustro albergan infinitos pájaros, de los que parece que los siseantes estorninos llevan la voz cantante.
Qué se puede decir en pocas palabras de la experiencia de deambular por ese claustro que se vive tan humano, de oír los cantos de origen tan antiguo, de aceptar la hospitalidad de estos monjes con vocación de servicio; del ambiente cordial y de buen humor que por allí se respira: que es una maravilla.

Leones trepadores
Monasterio de Santo Domingo de Silos, 19-22 octubre de 2012.
Notas.
Kyrie:


Página monasterio
http://www.abadiadesilos.es/bienven.htm


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