sábado, 14 de abril de 2012

La silla de Eneas, el caballo

La silla de Eneas
La silla de Eneas, el caballo

Eneas aparece varias veces en la Ilíada, más bien sin gran gloria en comparación con las estrellas del poema. Pero deja un rastro, una filiación, que recupera Virgilio. Ahora sí es la estrella indiscutida.
Cotejemos a Homero con Virgilio: ¿es el mismo Eneas?
Mientras tanto aquí está la silla: otra silla de Eneas. Y el caballo, si no de Troya, de Toys'r'us.

PS. Es verdad que el propio Neptuno profetizó, según narra la Ilíada, que después de Príamo Eneas sería rey de los troyanos. Y que Eneas aparece próximo a Héctor y de los primeros entre los troyanos.
Pero le roban sus famosos caballos en sus barbas y dos veces son los dioses los que le tienen que sacar del combate para presevar su vida, bueno, la segunda nada menos que ante Aquiles. Así que mucho debió crecer para comerse a los rútulos a puñados en la Eneida.
Se dice que la Eneida es un encargo propagandístico de Augusto, de hecho tiene pasajes en que la adivinación del supuesto futuro para acomodarlo a la traza de Augusto es de esmerada precisión. Claro que entonces las artes adivinatorias estaban en pleno apogeo. También se dice que Virgilio quiso al final de su vida que se quemara el trabajo: ¿sería que Augusto no estuvo dispuesto a cumplir sus promesas? Diría Augusto: no me glorificas lo bastante (nunca sería lo bastante), de lo dicho, nada, monada.
La buena idea es ¿robar?, ¿capturar? un personaje de un poema con varios siglos de antigüedad para darle una nueva vida, que sus padres originales no podrán denunciar.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario