Su actitud se fue haciendo más
resuelta, puede decirse que más provocativa, generando inquietud
entre nosotros con sus actitudes y sus palabras. Venían en grupos
numerosos, o en pequeños grupos, a veces de uno en uno. Pronto la
inquietud entre nosotros fue creciendo, por sus ofensas, por sus
insultos continuados. Con gran hipocresía afectaban sentimientos
fraternales hacia nosotros, mientras claramente traslucían sus
siniestros designios acerca de nuestro pueblo y nuestro futuro.
Maestros de la doblez, querían aparentar actitudes desinteresadas,
pero no nos engañaban; nosotros percibíamos con total claridad y
transparencia lo ofensivo, lo perverso, lo insultante y provocador de
su comportamiento aparentemente inocente que no podía engañar a
nadie.
Tuvimos que defendernos antes de que
nos sorprendieran. Ahora nuestro pueblo vuelve a respirar en paz,
conjurada por fin la insoportable amenaza de esos discursos
disolventes que se pueden concretar en la odiosa palabra, la más
hipócrita y destructiva: libertad.
Esta vez sí, el final me ha sorprendido, mucho.
ResponderEliminarVaya, vaya... a veces me quedo sin palabras
LuzMar
Aaah, pues no sabes la mucha alegría que me das. Porque me gusta amontonar palabras, tratando de conseguir algo, crear un ambiente, dar una sorpresa, pero como yo ya me sé el truco, no puedo estar seguro de haber conseguido mi objetivo. Muchísimas gracias, LuzMar.
Eliminar:-)
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