¿Se comportan los mercados con
racionalidad? Qué pregunta, claro que no, los mercados no son seres
racionales. Oooh.
Pero se supone que sí lo somos las
personas, así que la pregunta sigue siendo válida si entendemos que
detrás de “mercado” no hay más que personas, muchas personas,
que compran, que venden.
En economía se debate sobre la
racionalidad o irracionalidad de los mercados, un debate que no es
meramente filosófico. Si los mercados tienen componentes de
irracionalidad, siempre será posible para un operador racional
obtener beneficios extra de los pardillos. Por otro lado, esta
irracionalidad podría justificar la necesidad de intervención
pública para evitar tales desvíos.
Se suele decir que los movimientos de
euforia y de pánico no son racionales, y no lo son en el sentido
clásico del puro análisis del objeto de mercado, ¿pero no
contienen una cierta utilidad? El último ñu será ñu comido; si no
te apuntas a tu parte de burbuja perderás no solo aire. Bueno, en
todo caso estos movimientos quedan fuera de la hipótesis de
racionalidad.
Intuitivamente parece posible encontrar
comportamientos no racionales que dejen hueco a que otros se
aprovechen: a niveles individuales todos conocemos a alguien que “no
da puntada sin hilo”, y se lleva un reloj a casa mientras los demás
exaltamos la amistad.
Sin embargo, a los economistas que
defienden la hipótesis de irracionalidad de los mercados les cuesta
trabajo demostrar, señalar las oportunidades y hacerse inmensamente
ricos.
Ojo con los controladores, no tengamos
que decir, como a la comadreja médica de Esopo respondieron las
gallinas, “estamos bien si tú te largas”.
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